Licenciada en bellas artes por la Universidad de Girona, Lídia Masllorens compagina carrera artística con la docencia de dibujo. Centrada en el uso de grandes superficies que parecen envolver la estancia, su pintura tiene una intención claramente comunicativa, como si se tratara de grandes murales vindicativos, con el objetivo de traducir emociones de modo inmediato. Esta necesidad de fugacidad le ha llevado a sustituir los pinceles por las manos, transportadoras directas de las turbaciones instaladas en su interior y que se plasman sobre el papel de forma pura y libre de maquillajes y posturas artificiales, rostros de dimensiones colosales que le obligan a la vez a crear una danza que se dispersa en el aire y queda plasmada en el acto pictórico.