De la Leva del Biberón, participó en la batalla del Ebro como camillero para el bando republicano. Sus padres, artesanos zapateros del barrio de Santa Caterina, tuvieron que cerrar el negocio en los primeros años de posguerra y eso hizo que los hijos abrieran un establecimiento de encuadramientos, en el que trabajó Joan. Este hecho le condujo a estudiar cursos orientados a las artes aplicadas y a acabar introduciéndose en la pintura. Después de iniciarse en el informalismo y la experimentación con el collage, Brotat acabó definiendo un estilo muy personal, marcado por un cierto primitivismo y una clara inspiración en el arte del románico catalán. Josep Maria de Sucre descubrió sus pinturas y le introdujo en los círculos artísticos del momento. Más tarde, Eugeni d’Ors le incorporó al x Salón de los Once de Madrid (1953). Desde este momento siguió su trayectoria, que tuvo su punto álgido en los años 60, sin abandonar su personal estilo.