Pintor, dibujante y grabador de formación autodidacta, Guerrero Medina es cercano al neofigurativismo de tinte expresionista. Su obra se adentra en el paisaje y la figura humana con la voluntad de transmitir el estado anímico a través del color y el rechazo de la forma convencional. La producción de figuras, que desvelan el mundo interior y frágil de sus personajes, se aproxima a menudo a la denuncia social con el tratamiento de trágicos episodios históricos, como el exilio, y el efecto que estos hechos tuvieron sobre las personas. Esta producción convive con otros temas de interés para el artista, entre otros, la reinterpretación de pintores clásicos como Velázquez o el tratamiento del paisaje desde una intención más emocional que realista.