Está considerada una de las primeras artistas conceptuales catalanas. A comienzos de los años setenta, empezó a realizar intervenciones en la naturaleza, que contenían una crítica social hacia el régimen franquista tardío, y también como un diálogo entre la misma naturaleza y la artificialidad. A finales del siglo pasado, y después de un tiempo viajando por América del Sur y Europa, se instaló en Cadaqués, donde recupera el arte de la acción y la performance.