Desde muy joven recibe la influencia del surrealismo y en 1948 celebra su primera exposición en la Sala Icària de Figueres. Allí conoció a Dalí y al círculo artístico del Empordà, con los que colaborará durante toda su vida. Su estancia en París lo lleva a experimentar estilísticamente con el cubismo, pero consigue su madurez pictórica con una abstracción muy personal. Pinta fondos y atmósferas infinitas, pintorescas y con colores extensos que representan de forma constante el paisaje del Empordà, donde podemos ver sus obras gracias a las colaboraciones que hizo en vida de Dalí. Asimismo, podemos encontrar obra suya en la exposición permanente del Teatre-Museu Dalí de Figueres.