Con una obra figurativa de tinte expresionista en sus inicios, a mediados de los años cincuenta fue miembro fundador del Grup Sílex y emprendió un giro hacia la abstracción geométrica y el informalismo. En 1963 cerró la etapa formalista y volvió a la figuración con una obra marcadamente onírica. Poco después, en la década de los setenta, abandonó los trabajos de publicidad y diseño gráfico para dedicarse exclusivamente a la pintura, a la vez que abría su campo artístico a otros lenguajes como la escultura o la joyería. Hasta su fallecimiento prematuro, sus obras muestran desde una figuración mágica temas recurrentes como el paisaje, la locura, el apocalipsis o el caos.