Àngel Ferrant se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, su ciudad natal. Considerado uno de los máximos exponentes de la escultura de vanguardia española, su primer contacto con las nuevas corrientes artísticas se produjo en París en 1913. Posteriormente, en 1920, se instalará en Barcelona, donde se vinculará con su tejido artístico para siempre y donde desarrollará asimismo una intensa labor pedagógica en La Llotja hasta 1934, año en que vuelve a Madrid. Aunque se inició en la pintura figurativa, su producción evolucionó enseguida hacia una escultura de raíces surrealistas, que se aproximaba igualmente al objet trouvé y que, marcada por un gran interés por el movimiento, se convirtió en un referente del arte cinético.