Aunque durante su formación en artes plásticas se especializa en escultura, en su producción destaca asimismo la pintura con un tratamiento hiperrealista que evoca la fotografía y que buscar engañar la mirada del espectador. Su producción más reciente, no obstante, se centra en la escultura y la instalación, donde el protagonista es un objeto cotidiano que ya lo identifica como artista: los billetes de banco. Monge los recrea mediante papel y pintura acrílica y los amontona en grandes cantidades para –a menudo– quemarlos. A partir de la ironía y la destrucción de su propio trabajo plantea una crítica de la sociedad actual y de la entronización omnipotente del valor económico.