El Ferrol, Leon, 1949
Trabaja la pintura, la escultura y el dibujo a manera de series que giran alrededor de los sentidos, el intelecto, las vibraciones, los trayectos..., como resultado de una meditación pausada que abre nuevas vías y rompe con la concepción convencional del espacio pictórico unidireccional.
A medio camino entre Miró y Matisse, el autor erige un lenguaje propio, habitado por formas sinuosas que mezclan la figuración y la abstracción, en el que la faz, el rostro y los sentimientos acaban siendo paradigmáticos. Desde un proceso de investigación que parte de imágenes visuales subjetivadas, nos evoca conceptos que nos dejan entrever lo que no podemos percibir con la mirada, todo aquello irreal y que no existe por sí mismo.