Situadas delante del Museu Can Framis, estas esculturas de guerreros desarmados y meditantes, mudos custodios de un espacio que se pretende consagrar al ocio y la cultura popular, han sido donadas por la Fundació Vila Casas y forman parte del fondo de arte público de la ciudad. El propio artista saludó esta donación como la perfecta oportunidad para que el arte "salga a la calle, lo que supone una manera de invitar a la gente a vivir la cultura".