Autodidacta como artista visual, admirado por el poeta Joan Vinyoli y bautizado, también poéticamente, como “hermeneuta del claroscuro”, Eduard Olivella (Barcelona, 1948) forma parte de la nueva generación de fotógrafos que defienden una mirada estética, teorizada y artística de la fotografía documental. Profesor y crítico, Olivella ha desarrollado una fotografía pura, vinculada a la escuela alemana de los años 30 y centrada en la captura de las atmósferas en los espacios interiores. El espacio y la arquitectura y la geografía humana y la urbanística se confunden en una obra de fondo social y espíritu colectivo. “El protagonista de esta exposición”, escribe el crítico de arte Vicenç Altaió, “es un yo concupiscente de imágenes que toma como medida poder ser sombra de la imagen, entre terciopelos y profundidades de la luz, naciendo en el celuloide y la soñolencia que borra el film de la realidad”.