Amigo y colaborador de Dalí y miembro de una familia de artistas, la producción artística de Antoni Pitxot (Figueres, 1934) parte de una pincelada realista de raíz expresionista que, llegada la década de los 60 y habiendo decidido instalarse definitivamente en Cadaqués, abandona para sumergirse de lleno en el surrealismo. A través de un proceso creativo complejo ―el artista elabora maquetas escultóricas realizadas con piedras de L’Empordà y de Cadaqués que atendiendo a su significación antropomórfica se convierten en punto de partida de su trabajo pictórico―, la muestra traza un itinerario a través de las distintas temáticas trabajadas por el pintor, como la alegoría de la música o la alegoría de la memoria y el tiempo.