La exposición Guillem Viladot, la experimentación incesante, comisariada por Pau Minguet, quiere recuperar la trayectoria de un creador inclasificable que, desde la experimentación y la contaminación de géneros y lenguajes, nos dejó una obra absolutamente singular. Por este motivo, y coincidiendo con el centenario de su nacimiento, el Centre d’Estudis Catalans de París se suma a la celebración del Año Viladot con esta exposición.
Miembro de una familia de farmacéuticos de Agramunt, Guillem Viladot (1922-1999) combinó el oficio de apotecario con una frenética actividad en el campo de las letras y de las artes visuales. Poeta, novelista y periodista, se relacionó con el mundo cultural catalán desde los años cincuenta, estableciendo fuertes lazos con algunos de las personalidades del momento. Fue, precisamente, con la ayuda de Josep Iglésias del Marquet que a finales de los años sesenta creó Lo Pardal, una colección de libros de poesía experimental. En 1980 expuso en la Galeria Maeght de Barcelona su serie “Iconografies de l’ús i de l’oci”, una propuesta que, con el tiempo, se ha erigido en una de las aportaciones más relevantes que Viladot hizo en el mundo de la visualidad catalana.
En Agramunt creó un museo con todas las obras que iba concibiendo, fruto del objeto encontrado y del ensamblaje. Viladot nos permite huir de las concepciones románticas o incluso condescendientes sobre el mundo rural. Reivindicar su figura es remarcar que, desde la periferia geográfica, desde un pueblo agrícola del Urgell, se podía estar al corriente de las experimentaciones artísticas más radicales. Él las hizo suyas y las transformó sin olvidar nunca sus raíces.