La artista y cineasta Marta Vergonyós (Esclanyà, 1975) presenta un “ejercicio de meditación profana” en torno a la contemplación del punto donde el mar y el cielo se funden: el horizonte. A lo largo de tres meses, durante un minuto de estricto silencio, Vergonyós registró un encuadre determinado de la salida y la puesta del sol desde la ventana de un estudio de Sant Martí d’Empúries. El proyecto reproduce una práctica ritual y catártica que entronca con un anhelo de infinitud y un homenaje a la belleza de los azules —gama cromática asociada a la dimensión más íntima del individuo.