En 1980, Josep Roca-Sastre (Terrassa, 1928-Barcelona, 1997) dedicaba a Ramon Rogent (Barcelona-1920-Plan-d’Orgon, Francia, 1958) su discurso de ingreso a la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi. Roca-Sastre, forjado, según Francesc Fontbona, en la “estela del cubismo y de ese realismo esquemático tan frecuente en el París de la época” encontró en Rogent —revitalizador del arte catalán de los 40— un cicerone de altura en los aledaños de la actividad artística. “De Rogent a Roca-Sastre” traza un espacio de confluencia plástica entre dos creadores que compartieron escenario —el taller de Rogent— y afinidades geométricas, rítmicas y compositivas, además de una visión renovadora e integradora de las artes.