A través del trabajo de Àlex Voltà se rebela un universo inédito, en busca de una imagen insubordinada entre estandarizadas normas convencionales. Pintor de riberas siniestras, desérticos espacios en ruinas, ajedrezados suelos con matojos y cipreses grisáceos, árboles con ramas desnudas y perennes lunas que menguan o crecen. Sus espacios están habitados por inquietantes figuras antropomorfas, en un proceso disgregador de sus rasgos distintivos. La belleza creada por Voltà es evidentemente perturbadora y ardua ya que no encaja en los cánones ideales de belleza pero le otorga la extravagancia de lo común, la “extrañeza de lo familiar” freudiana.
Reconocido como uno de los fotógrafos más influyentes de las últimas cuarenta décadas, la tarea de Albert Watson se ha centrado sobre todo en el mundo de la moda y en el de la publicidad, por los que ha recibido varios premios internacionales, pero también en una obra más íntima enfocada mayoritariamente hacia la temática del viaje. A pesar de la versatilidad de los temas que trata, ha creado un lenguaje visual propio basándose principalmente en la creación de atmósferas únicas para cada ocasión y donde la máxima responsable es la luz y el valor (textura, volumen, peso…) que esta proporciona a todos los componentes que serán captados por el objetivo. Su obra forma parte de colecciones tan importantes como la National Portrait Gallery de Londres y el Metropolitan de Nueva York, entre otros.
El conjunto de su obra son paisajes oníricos, imaginados, que penetran en el significado del término distancia. En un espacio físico y mental, infinito, perenne, eterno, Leo Wellmar es pintora de la naturaleza, símbolo de sus estructuras geométricas, espacios vacuos donde expresa una pequeña parcela de todo lo visible, recóndito e inacabable, de colores fríos pero a su vez envueltos de magia.
Escultora, pintora, ceramista y virtuosa del esmalte. Formó parte del III Cicle Experimental d’Art Nou y constituyó en 1951, junto con otro artistas, el grupo Indika. En 1963 se inicia en el mundo de la escultura con planchas de hierro, composiciones toscas y rugosas enmarcadas dentro de la corriente expresionista. Su obra experimenta una progresiva precisión y estilización de las formas en busca de la euritmia y las proporciones de la tradición del arte clásico mediterráneo, como la tauromaquia minoica, de aspecto sedoso y raso. Fue galardonada con numerosas distinciones y premios, entre los cuales destaca el de escultura del Salón Femenino de la Diputación de Barcelona (1970).
Reconocido por las dimensiones reducidas en las que positiva su trabajo, Masao Yamamoto concibe la fotografía como pequeños objetos, otorgando un mensaje individual a cada imagen. El cuerpo humano desnudo mostrado con parcialidad y escenas minimalistas de la naturaleza conforman su imaginario, donde intenta establecer un diálogo de equilibrio entre ambos mundos, el humano y el natural, que a pesar de estar intensamente conectados se han distanciado con el transcurso de los siglos y la evolución de la tecnología. Esta sensibilidad se pronuncia en el tratamiento manual de la propia fotografía, que vira y mancha con tintes naturales y que, además de establecer una conexión explícita con la cultura de su país, evoca en el espectador el reflejo de la memoria y de los recuerdos, aquellos que nos muestran el anhelo del contacto con nuestro yo más auténtico y natural. En definitiva, Masao Yamamoto crea pequeños haikus visuales donde se pueden encontrar historias mínimas con un gran contenido universal.
Artista multidisciplinario el trabajo del cual se caracteriza por la libertad absoluta de creación. Su obra se mueve entre la pintura, la escultura, el teatro, la poesía, la performance y la gastronomía, que juega un papel muy importante en sus intervenciones. Su universo creativo se mezcla con la vida real de manera indesligable de tal forma que podemos hablar de un “Universo Ymbernon” donde el color naranja juega un papel protagonista. Él cuenta que, poco a poco, se “liberó del resto de colores” hasta el punto que el naranja (contrarrestado mayoritariamente con el blanco) predomina en todo lo que hace. Objetos descontextualizados y pintados de naranja, así como juguetes, tienen un papel fundamental en el proceso creativo de este artista que reivindica la infancia como el territorio primigenio de la creación.
Escultora de origen francés que, desde el año 1984, ha encontrado en el Alt Empordà el marco idóneo para desarrollar su obra. Alambrera de gallinero, bronce y estopa envuelven y momifican formas humanas, que más que simples esculturas, se presentan como instalaciones. Desde el año 1995 sus exposiciones, tanto nacionales como internacionales, son una constante en el panorama artístico.