Artista que durante la década de los cincuenta, junto con Subirachs, Creus, Boix y Martí Sabé formó parte del Grup Postectura. De unos inicios expresionistas, seguidos de una etapa informal, su trabajo evoluciona hacia reflexiones vinculadas con el dadaísmo, el minimalismo y el arte conceptual, realizando creaciones de rigurosa geometría a través del uso de materiales poco convencionales como la fórmica. Con un sentido irónico y crítico de mirar el pasado, de lenguaje seductor y sutil, su obra invita al espectador a la reflexión. Entre los premios que ha recibido, destacan el de Julio González en 1959 y el primer premio de la III Bienal de Alejandría en el mismo año. La Generalitat de Catalunya le concedió la Creu de Sant Jordi en 1991.
Pionero de la instalación, Francesc Torres es actualmente uno de los creadores más reconocidos del panorama internacional. Por medio de la incorporación de nuevos procedimientos como son las instalaciones que mezclan escultura, fotografía y vídeo, el artista cuestiona varias manifestaciones de la política, el poder y la cultura, y nos hace partícipes de su introspección artística y subjetiva. Las largas temporadas en el extranjero (Nueva York, Berlín y París), donde desarrolla gran parte de sus proyectos hasta los años noventa, han originado que su trabajo haya sido poco difundido en nuestro país. En el año 1991 fue galardonado con el Premio Nacional de Bellas Artes, y durante el transcurso de 2009, con el Premio Nacional de Artes Visuales, los dos concedidos por la Generalitat de Catalunya.
El año 1947 empezó como aprendiz en los talleres de joyería y orfebrería del maestro Alfons Serrahima. Nueve años más tarde fundó su primer taller de pintura, joyas y pequeña escultura en la calle del Call de Barcelona. Su voluptuosa obra se integra y, a la vez, se fusiona con la naturaleza como si fuera parte inherente del paisaje. Orfebre de dicotomías, concibe simultáneamente escultura menuda y delicada, y piezas de aire totémico y monumental.
Pintora consagrada y artista gráfica, Rosa Torres participó con su pintura en el prestigioso Equipo Crónica. Desde sus inicios, en su obra predomina la temática paisajística, abstracta y de pincelada gestual. Posteriormente, su trabajo desemboca en un minimalismo de fondo realista, en el que destacan la disposición de grandes manchas cromáticas y la reducción de todo elemento superfluo.
Su inquietud por el lenguaje plástico lo llevó a aprender la técnica del dibujo desde muy joven, un conocimiento que amplió poco después con estudios sobre pintura a la acuarela y técnicas de grabado. Gracias a este primer contacto con la técnica del grabado desarrolló una importante curiosidad por los materiales, y más concretamente por los metales y el hierro. Fue en ese momento cuando pasó de las dos a las tres dimensiones y se interesó por el espacio, el vacío y el concepto de la nada. Realizó estudios de Arquitectura, lo que consolidó sus conocimientos sobre los materiales y las estructuras que habitan el espacio, así como la proporción y la escala humana. Así pues, sus esculturas son fruto de esta trayectoria: el dominio de la línea y los materiales le permite crear estructuras que interactúan con el espacio, dibujando vacíos y jugando con los puntos de vista del espectador.
El fuego es la única herramienta que Sacha Tröger utiliza para crear sus composiciones. En un inicio aplicaba el humo de una vela sobre sus telas, pero, en sus últimos trabajos, éstas son quemadas directamente; como el escultor que extrae el alma de la piedra y la convierte en figura, Sacha, mediante el fuego extrae del soporte sus imágenes. Proceso de combustión conceptivo o imaginativo y, a su vez, desintegrador y devastador, que el artista convierte, de forma magistral, en expresión lírica y plástica.
Arquitecto de profesión, pintor, diseñador y escritor, Oscar Tusquets Blanca es un artista multidisciplinar. Graduado como arquitecto, desde que fundó su estudio de arquitectura ha llevado a cabo numerosos proyectos en Francia, los Países Bajos y Japón. Se formó en La Llotja, donde comenzó su afición por el dibujo y la pintura, de inspiración en temáticas urbanas de Barcelona, edificios emblemáticos de Bernini o Gaudí, retratos de amigos y paisajes rurales de los lugares a los que viajaba. Destacan sus muestras en el MoMA de Nueva York y en el Centre Pompidou de París, además de diversos proyectos por los que ha sido galardonado.
Representante de la neofiguración europea, su obra nos evoca una nueva dimensión llena de connotaciones magicistas. Composiciones de colores estridentes que trasladan al espectador a un mundo habitado por seres antropomorfos y etéreos que, envueltos de constelaciones, nadan en el espacio cósmico; protagonistas cubiertos que actúan en el gran espectáculo mundano. Imaginativo, crítico, instigador, Josep Uclés nos habla de nuestro mundo y nuestro tiempo, fijando imágenes que se escapan al razonamiento y que rehuyen toda lógica imperante.
Las fotografías de Ugas Dubreuil captan aquellos espacios comunes y cotidianos en los que las atmósferas de silencio y soledad quedan evidenciadas por la huella de alguna presencia. Las arquitecturas silenciosas y los interiores desolados son redescubiertos por el artista en una obra próxima a la documentación pero que, sin embargo, pone de manifiesto una fuerte carga emocional. La sociedad contemporánea y su relación con la ciudad y los espacios comunes resultan aspectos fundamentales de sus instantáneas, en las que el espectador es capaz de reconstruir aquello que ha sucedido a partir de su propio imaginario.