Formado en la Escuela Museo de Bellas Artes de Boston (EEUU), Ricardo B. Sánchez descubrió en su adolescencia cómo la fotografía podía convertirse en el mejor medio —ya que establece una perfecta relación entre mirada y luz— para expresar y dar forma a sus reflexiones. En sus orígenes bebió del fotoperiodismo y fotografía documental, rama que le permitió iniciarse en el acto fotográfico y que a la vez le ayudó a desarrollar su sentido estético, tanto plástico como teórico, que se centra sobre todo en la conjunción de movimiento y luz, y la forma resultante del instante en el que el fotógrafo decide captar la imagen. Tanto en personas como en elementos naturales, el instante se transforma en concepto para definir el punto de inflexión de cualquier proceso evolutivo, que nos hace entender nuestro devenir en la frágil estructura del mundo en el que vivimos.
Iniciado en la fotografía desde muy joven y de manera totalmente autodidacta, Sánchez- Barriga capta el instante preciso del paisaje centrándose sobretodo en la composición de la luz y la atmósfera, elementos imprescindibles para él, ya que fotografiar el paisaje en sí mismo es una tarea hecha anteriormente, no quedan tierras inexploradas, tan sólo la aura se puede captar como único porque en el momento de tomar la instantánea aborda el conjunto del espacio. Asimismo, estas fotografías se centran en el uso técnico del blanco y negro así como en la fuerza tanto de la perspectiva como de los puntos de fuga concisos que confieren un toque pictórico a la construcción total de la imagen.
Formado en ingeniería aeronáutica por la UPM, la relación de Álvaro Sánchez-Montañés con la fotografía empezó a los 18 años cuando, de manera azarosa, adquirió una cámara Zenith en el famoso Rastro madrileño. Desde entonces, y alternando el trabajo fotográfico con el de ingeniero aeronáutico, se ha dedicado a la obtención de abrumadoras imágenes de brutal contenido poético donde la relación entre el entorno natural y el artificial que conforman el hábitat del ser humano, chocan creando situaciones de las que surge un nuevo tipo de belleza basada en la relación armónica de caos y orden. Sus instantáneas han sido expuestas en ciudades como Barcelona, México D. F., Nueva York o Londres, y han sido galardonadas con premios internacionales como el Epson 2009, los International Photography Awards 2009 o el primer premio de la Fundación Aena 2012.
Ricardo Sans estableció una estrecha relación profesional y de amistad con Salvador Dalí, a quien retrataría en su entorno de trabajo y en la intimidad. Algunos de sus trabajos se publicaron en revistas y periódicos extranjeros, como ahora Life, The Sunday Mail of Singapore, Look, etc. Algunas copias vintage han sido adquiridas por coleccionistas particulares, a pesar de que buena parte del fondo fue adquirido por la Fundación Gala-Salvador Dalí y el archivo documental del Espacio Gaudí de La Pedrera.
Autodidacta y fotógrafo amateur. Sus imágenes, teñidas de blanco y negro o sepia, captan lugares en ruinas, monumentos históricos, rincones desolados y olvidados por la humanidad y que nos invitan a viajar a través del tiempo, la memoria y el recuerdo de un pasado que se fusiona y se confunde con el presente. A través de sus imágenes sin presencia humana, Santamaria amalgama realidad y ficción y hace cuestionar al observador la tenue línea que separa el ayer, el hoy y el mañana. Sobre su obra planea el espíritu de la fragilidad, la vulnerabilidad, la soledad y la belleza erosionada.
Los hermanos Pere y Josep Santilari plasman la realidad contemporánea mediante temas tan clásicos como son las naturalezas muertas, la desnudez o los paisajes urbanos de Barcelona. La voluntad de representar imágenes del mundo exterior desde una mirada distante, hace que su obra se convierta en una búsqueda de la objetividad, a la que llegan a través de un juego de luz, sombras y transparencias, hasta adquirir una imagen nítida, casi inmejorable. Con el empleo de las técnicas del papel carbón, la grisalla o la pintura al óleo, tradición y modernidad participan de un mismo lenguaje repleto de realismo poético.