Se inició en la fotografía con el pretexto de acercarse al cine y se ha convertido en uno de los más grandes fotógrafos de la actualidad. Reivindica la sensibilidad y la libertad como principales doctrinas de creación, su lenguaje es fruto de la honestidad más profunda trasladada a la fotografía que practica con formato analógico y en blanco y negro. Trabaja, sobre todo, la figura desnuda y siempre con luz natural. Evita tanto los retoques como el maquillaje o cualquier otro artificio, y utiliza las sombras y las luces para construir la belleza. Sus imágenes, de una gran sensualidad, rompen tabúes y ponen entre las cuerdas unas restricciones morales que considera obsoletas; este tratamiento franco y directo del desnudo, nada banal, ha hecho que ante su cámara se hayan desnudado tanto actores y actrices de renombre como personas anónimas.
Escultora y pintora discípula de Pere Pruna y de Joan Rebull, Sallent se inscribe dentro de una temática figurativa y de desnudo femenino. En sus esculturas se aprecia un cariz sobrio y de clasicismo arcaico que sublima la voluptuosidad y la sinuosa delicadeza del cuerpo femenino. En su pintura perpetúa la elegancia y el equilibrio mediante pinceladas libres de gran precisión anatómica, así como el juego de contrastes entre tonos fríos y cálidos.
Pintor, diseñador y escenógrafo, Pep Sallés ha seguido de forma particular las enseñanzas multidisciplinarias promovidas por la Bauhaus. Es justo decir que se ha dedicado en cuerpo y alma a la pintura, generando un lenguaje sencillo y armónico, en el que predominan las formas geométricas de planas tonalidades. Su obra sorprende por la espontaneidad y la mezcla de estilos heterogéneos como el surrealismo, la pintura metafísica y la abstracción. En sus composiciones predomina el juego entre la planimetría y el espacio o la perspectiva directamente relacionada con el color.
Interesada por los conceptos del espacio, la luz, la gradación y el modo en el que los hombres habitamos la naturaleza, la fotógrafa Victoria Sambunaris nos muestra las múltiples facetas del paisaje americano. Formada en Yale University School of Art, donde hoy imparte clases, la artista sigue una instintiva pero eficaz metodología: con una cámara y el coche, viaja por todo el país en busca de espacios que inmortaliza a través de unas instantáneas de una naturalidad sublime. Fenómenos obvios, pero familiares, que al mismo tiempo resultan anómalos e inquietantes a nuestros ojos curiosos; complejos de almacenamiento, polígonos industriales interminables, grupos de montañas y otros elementos topográficos que, descontextualizados y neutralizados de cualquier juicio histórico, simbólico o social, hacen que el espectador extraiga sus conclusiones.
Sus esculturas son la expresión más pura de un lenguaje propio y de una belleza sublime. La multiplicación, la prolongación, la euritmia y la majestuosidad de unas formas orgánicas en un proceso de evolución y de regeneración de los tejidos celulares, nos trasladan hacia parajes indómitos habitados por animales o plantas genéticamente transmutados. La relación entre homogeneidad y heterogeneidad, unidad y pluralidad y la parte y su todo es el reflejo de un constante y progresivo movimiento, de unas formas geométricas que proliferan, se propagan y se integran en el propio medio.
Licenciada en bellas artes por la Universidad de Barcelona, ha realizado exposiciones tanto individuales como colectivas, a nivel nacional e internacional, y ha ganado varios premios de pintura catalana como el accésit al Premio de Pintura Joven Sala Parés, de Barcelona. Mediante una pincelada corta, que llega casi al puntillismo o sfumato, modela figuras cotidianas llenas de detallismo ―como bibliotecas y mesas de estudio que nos recuerdan los scriptorium medievales― y que crean cierta ilusión de tridimensionalidad, aunque marcadas por un sentido propio de la perspectiva y del cromatismo que nos dan una visión aparentemente inocente que, rápidamente, se ve rota por dramáticos claroscuros y texturas rugosas. Cómics, bolígrafos, tabletas gráficas, fotografías familiares, libros..., son los elementos principales que forman estos espacios íntimos de reflexión con los que el artista quiere profundizar en la relación existente entre objeto y ausencia humana, y en cómo éstos son los portadores de una memoria colectiva que perdura en el tiempo.
Fotógrafo de mirada sintética, minimalista, capaz de inmortalizar un tiempo, un paisaje o una persona en un solo clic, creando así imágenes de gran potencia en las que nada es superfluo. En los años sesenta y setenta se produce un destacado desarrollo de la fotografía color, producida en un estudio y con luz artificial. Sin embargo, los métodos de Samsó eran diferentes, ya que opta por crear en blanco y negro y trabajar con la luz natural, generando efectos de contrastes. Es conocido por sus retratos a personalidades del mundo del arte y la cultura, aunque también ha explorado otras técnicas, como el reportaje cultural y paisajístico, hecho que lo convierte en un artista polifacético. Vivió intensamente la Barcelona de los años setenta y ochenta, centrado en captar las imágenes más insólitas de aquel momento. Ha llevado a cabo distintas exposiciones por todo el mundo. En 1979 celebra su primera muestra, 4 punts de vista, junto con Joan Fontcuberta, Ferran Freixa y Toni Catany, en la Galeria Lleonart de Barcelona.
Entre los años 1980 y 1985 estudió las diferentes técnicas escultóricas, pero no fue hasta el año 1989 que empezó a exponer su trabajo de forma individual. Sus esculturas establecen una relación con el espacio muy particular y subjetiva, y la sencillez volumétrica emerge imperiosamente. Realiza la mímesis entre forma y paisaje mediante unos contornos que se abren y se proyectan con fuerza hacia el exterior. El artista atorga relevancia a la base, al suelo desde donde florece la escultura, como un ser vivo, entre orgánico y mineral.