Escultor, dibujante y grabador. Estudió en la escuela Massana, donde después ejerció la docencia. También destaca como ilustrador de varias publicaciones de carácter infantil y juvenil. Evocando formas arcaizantes, su escultura busca el enigma que desprende la realidad de la condición humana, allí donde múltiples miradas se perciben, se encuentran o se alejan para obtener varias respuestas sobre el cambio de rumbo y el significado de las vivencias.
El objetivo de su obra es captar espacios cargados de emoción donde las sensaciones sean trascendentes y predominen sobre el acto de captar la esencia del momento. Trabajando sobre luces, texturas y colores, las técnicas digitales posibilitan la perpetuación en la imagen de esta búsqueda sensorial a la que se tiene que sumar el efecto de memoria que nos transporta a mundos híbridos entre la realidad y la fantasía, donde las penumbras, la nostalgia, la ternura y el misterio son los agentes predominantes.
Considerado internacionalmente uno de los mejores fotógrafos contemporáneos, se inició en el mundo del arte a través de la pintura, pero pronto la abandonó para dedicarse íntegramente a la fotografía. En 1976 se instala en Barcelona, donde empieza a aportar novedades acerca de la función del lenguaje fotográfico en una sociedad cambiante y en transición. Y es a partir de este momento que generará un estilo propio, muy influyente para las generaciones posteriores. El cuerpo y el paisaje son los temas en los que Humberto Rivas encuentra su mejor material: bustos, cuerpos retorcidos o edificios insólitos, miradas penetrantes que invocan mensajes internos.
Estudió bellas artes en la Universidad de Barcelona y completó sus estudios en la Universidad Saint Martins de Londres, donde obtuvo el diploma de estudios avanzados realizando el doctorado de arte y pensamiento. Utiliza la fotografía y el vídeo como medios de expresión a través de los que explora el cuerpo y el alma propios. En su obra, inspirada por la lectura de textos de mística sufí, taoísta o cristiana, mezcla la fotografía, el dibujo, el vídeo y la poesía.
A principio de los años 70 realizó varias exposiciones tanto individuales como colectivas, destacando en 1976 la monográfica que se celebró en la Sala Gaspar y que reunió su producción más madura hasta el momento. Sus obras evocan la evolución hacia un minimalismo de tipo caligráfico donde la composición entre línea y fondo adopta un equilibrio cromático que aporta profundidad y armonía lumínica al conjunto, haciendo que el trazo tome relieve y adopte un ritmo propio para dar vida a aquellas partículas de vida que pasan inadvertidas y que en ocasiones nos recuerdan los procedimientos abstractos y coloristas de Kandinsky o Klee.
Dibujos al natural que combinan formatos fotográficos, plásticos, y vídeo para desgarrar, así, las fronteras que separan las disciplinas tradicionales de las nuevas tendencias contemporáneas. Un tema recurrente en su producción es la custodia de aquellos valores que el progreso ha borrado, pues sus representaciones tienen la intención de recuperar el individualismo, la inocencia y la solidaridad. Dirige el espacio Atrium de Torroella de Montgrí y también colabora en revistas de arte y cultura.
Poco después de comenzar los estudios de arqueología, emprende un nuevo camino hacia la disciplina pictórica que hereda de su padre. La ciudad de Londres, el artista Mondrian y corrientes como el cubismo son los vectores que trazan su trayectoria profesional. Muchas de sus obras, realizadas en Girona, son el resultado de apuntes y anotaciones de las largas estancias en Inglaterra, y cada una de las meditadas composiciones figurativas son ínfimas porciones de una vida apasionada.