James Rexroad comenzó su carrera como fotoperiodista en un periódico de Portland, en Oregon. Antes había trabajado en una tienda de libros, reducto que le aportó fructíferos conocimientos de fotografía. Fue a través de este espontáneo autoaprendizaje cuando Rexroad decidió convertirse en fotógrafo profesional. Su fotografía, tanto en blanco y negro como en color, se centra en la focalización de los puntos más dramáticos de la escena, de modo que, ya sea un paisaje o bien un retrato lo que está apuntando con el objetivo, la instantánea final nos evoque una sensación conmovedora y armónica, resultado de captar tanto la realidad como la poética del entorno que le rodea. Su trabajo se ha podido ver en publicaciones como el New York Times, la revista Life o el Outdoors Magazine, entre otros.
Pintor, dibujante, grabador, autor de murales, vidrieras y esculturas de hierro, piedra y hormigón. Recorridas diversas etapas, alrededor de 1976, su trayectoria derivó en un informalismo que conecta con la pintura de Antoni Tàpies. La articulación formal y de la materia se convirtió en denominador común de su lenguaje, con una sensibilidad especial por las texturas que atribuyen a su obra cualidades táctiles y casi de relieve; composiciones que son contenedores de una densa carga simbólica mediante signos, rayas, incisiones, gestos caligráficos y recursos de collage. Ganador del Premi de Dibuix Joan Miró en la edición de 1963.
Las formas abstractas y de expresividad cromática que danzan en las telas reflejan el embriagado existencialismo de las contradicciones humanas. Bajo el principio de Maurice Denis, en el que un cuadro es una superficie plana cubierta de tonalidades dispuestas dentro de un cierto orden, el artista nos adentra en el profundo universo donde el pensamiento fluctúa entre ritmos, símbolos, contrastes y elementos heterogéneos que se metamorfosean y se amontonan para acabar construyendo un intrínseco microcosmos traducido en colores.
A partir de su primera exposición el año 2002, trabaja como diseñador multimedia y creativo audiovisual. Actualmente prepara su primer largometraje. Mediante sus fotografías transmite al espectador un claro y nítido mensaje que nos lleva a reflexionar sobre la propia existencia humana.
El bronce y la terracota, junto a la temática infantil y adolescente, configuran su obra más reciente. Se nutre de estos elementos para comunicar las duras emociones humanas de la sociedad contemporánea. A través de los niños canaliza los sentimientos más puros, sumergiendo al mismo tiempo al espectador en una profunda reflexión existencial. Desde la década de los ochenta sus obras se han expuesto en galerías nacionales e internacionales.
En sus años de Land Art y acciones conceptuales, a finales de los sesenta y la década de los setenta, crea acciones, instalaciones y objetos. La obra de Àngels Ribé parte de la performance, con diversas secuencias documentadas fotográficamente. En los ochenta realiza esculturas con neón y luz, aunque nunca olvida su componente volumétrico. Registra fenómenos naturales, provocando una colisión entre esencia y manipulación artificiosa, y tiende a una inclinación por los comportamientos mentales, el ocultismo y la infinitud. Su producción actual fusiona la escultura, la energía de la naturaleza y la invisibilidad intelectual.