Hijo de un pintor novecentista, August Puig fue uno de los primeros artistas españoles que probó suerte en el París de la segunda posguerra y que desarrolló un estilo surrealista abstracto, biomórfico, que convergió con el arte experimental realizado en toda Europa y América; bajo la poética de los artistas de Dau al Set y sin ser miembro, sus obras abstractas influidas por los fauvistas Kandinsky y Miró evolucionan hacia un surrealismo que cristaliza en una síntesis oniricoinformal habitada por formas dinámicas y metamorfoseadas.
Su pintura de la segunda mitad del siglo pasado adquirió cierta resonancia en el ámbito nacional dentro del arte renovador y vanguardista. Des de su estudio de París, ciudad en la que vivió y trabajó durante quince años, participó en la internacionalización del arte español. Su capacidad creadora sobrepasó las fronteras del arte cinético, corriente de arte abstracto geométrico de la cual él fue un ferviente precursor. Composiciones que bajo una apariencia formal exacta y rigurosa buscan una sensación de profundidad y de movimiento mediante la articulación de planos lumínicos. La luz ordena y fluye entre cuadrados, triángulos, rectángulos y elipses, como un rompecabezas que oculta un submundo susceptible de ser desvelado.
Palmira Puig, también conocida en Brasil como Palmira Giró, fue una fotógrafa catalana que vivió durante tres décadas en Brasil, donde formó parte del Foto Cine Clube Bandeirante, antecedente de lo que acabaría llamándose la Escuela Paulista. Además de su labor como publicista en el Estúdio Giró –junto a su marido y también fotógrafo Marcel Giró–, Puig desarrolló una fotografía que buscaba la expresión artística con un lenguaje propio. En sus fotografías –bodegones, paisajes y retratos– se pueden apreciar rasgos comunes con la Escuela Paulista, como la experimentación con los nuevos encuadres y el juego de luz y sombra, aunque se le añade además un interés por la figura humana y su cotidianidad a partir de una tierna observación del entorno, así como de los gestos y las tareas que desempeñan las personas retratadas.
Pintor autodidacta que completó su formación con estudios de diseño gráfico y de artes aplicadas. Los paisajes, las arquitecturas urbanas, las grandes ciudades, los rascacielos y las panorámicas, que a menudo se confunden con imágenes de la realidad, le permiten crear un juego de perspectivas, luz y color a medio camino entre el impresionismo y el arte del cómico. En un intento de transgredir la forma, el artista intenta acercarse al espectador a través de las percepciones —los ruidos, las atmósferas o la fugacidad—, que llegan a transmutar la naturaleza de los cuerpos y que confieren una nueva panorámica circunstancial.
Pintor, videocreador y fotógrafo que ha colaborado en televisión gracias a sus creaciones originales en un programa infantil llamado Una mà de contes. A primera vista, las telas del pintor barcelonés nos transportan hacia un universo onírico y fantasioso, de lenguaje sobrio y sintético. No obstante, el artista se aproxima a la concepción de los grandes maestros, como Rothko o Miró, que apuestan por una vertiente artística más transgresora, con el deseo inmenso de generar una reflexión intrínseca. Xavier Puigmartí, a través de un análisis metódico, mina la epidermis formal para captar la esencia verdadera, la idea que palpita en la materia.
Escenas de interiores, paisajes imaginarios, figuras femeninas y naturalezas muertas de tonalidad vivaz se mezclan poéticamente y envuelven las creaciones del artista de una atmósfera plácida, idílica y eterna. Después de una estancia estrepitosa en la escuela Massana, complementa su formación en París, donde celebra su primera exposición. A mediados de los años setenta y seducido por la pureza del paisaje ampurdanés tiñe su obra de luz bajo una extensa gamma de gradaciones cromáticas.