Sus cuadros son manifestaciones de un cosmos inescrutable y hermético de espacios interiores formulados por una simbología de figuras y objetos inmóviles, de colores envejecidos y prodigiosamente elaborados, que testimonian cierta atemporalidad. Muñecas de faz envarada, relojes de arena, toros y animales domésticos son los figurantes de una fauna significativa y significante. Despiadadamente crítico, Planell rehuye la realidad cotidiana y tosca para sumergirnos en un universo poético, ilusorio y de ciertas reminiscencias medievales.
Uno de los escultores más relevantes del panorama nacional e internacional. Su trabajo se caracteriza por la conjugación de elementos opuestos, que a través de la diversidad de materiales como la resina de poliéster, el hierro o el agua, alcanzan a captar el concepto de la obra. El eje conductor de su trabajo se centra en la dimensión del hombre y su relación con el entorno. Entre las exposiciones realizadas, deben destacarse la retrospectiva que le dedicó el Museo Nacional Centro de Arte Sofía en el 2000, así como los encargos de escultura pública por todo el mundo y las escenografías para óperas y creaciones teatrales como las de La Fura dels Baus.
Formado en fotografía en la Universitat Politècnica de Catalunya y en la Westminster University de Londres, ha dedicado una buena parte de su carrera en documentar sus dos pasiones de juventud: la cultura de la música punk y el skateboarding. No obstante, también ha hallado vida e inspiración más allá, en series temáticas y abiertas. Sus imágenes, habitualmente en blanco y negro, están llenas de experiencias vitales, con una buena dosis de realidad pero siempre llenas de subjetividad.
Su formación parte de la abstracción de la escuela alemana de Düsseldorf, a la estela de artistas como Polke y Richter. Sin embargo, sus representaciones son el mimetismo de una profunda estimulación de la obra de Kline, del lirismo casi dramático de Rothko y al mismo tiempo, un reflejo de las ideas románticas de Friedrich y Turner. En torno al eje central del paisaje, espacio idóneo de meditación, la esencia se libera de su carcasa decorativa. Juego de veladuras, abstracción, accidentes plásticos, imágenes desenfocadas y difuminadas, manifestación de la doble vertiente del artista como constructor minucioso de una acurada técnica y deconstructor de la pintura misma.
Fotógrafo, publicista y restaurador. Influenciado desde sus inicios por el Grup Dau al Set, concibe imágenes enigmáticas, huyendo de la anécdota y de la obviedad social mediante el doble juego de ficción-realidad, luz-sombra. Crea historias cotidianas y contemporáneas: retratos de bellas modelos, tauromaquias y arquitecturas de Barcelona y sus habitantes; imágenes que bajo una clara voluntad experimental, inmortalizan y, a su vez, vivifican un tiempo, un espacio y un instante. Ha sido galardonado con la Medalla de Oro al Mérito Artístico del Ajuntament de Barcelona y con del Premio Nacional de Artes Plásticas y la Creu de Sant Jordi 1999 de la Generalitat de Catalunya.
La constante búsqueda de un magismo impregnado por el pensamiento psicoanalítico freudiano, encuadra a Joan Ponç como uno de los grandes representantes nacionales de la corriente surrealista. Influenciado por su amistad con Josep Vicenç Foix y Joan Brossa, sus primeras pinturas son reflejo de un primitivismo esquemático donde cohabitan figuras antropomorfas y vegetales que nos transportan hacia el mundo fantasioso de los sueños y del subconsciente. Ponç fue fundador de la primera revista vanguardista Algol y del Grupo Dau al Set junto a Modest Cuixart, Antoni Tàpies, Joan Josep Tharrats, Joan Brossa, Arnau Puig y el crítico Juan Eduardo Cirlot. En 1965 fue galardonado con el gran Premio de Dibujo en la VII Bienal de Sao Paulo por su serie Suite pájaros.
Espe Pons se especializa en fotografía de reportaje y artística, y su actividad profesional se mueve entre la fotografía realizada por encargo y su creación personal. Desde una mirada estática, su producción abre caminos hacia la reflexión interior y la evocación de la memoria a partir de un tratamiento casi documental de los lugares que retrata. Sus paisajes o espacios, que raramente muestran la figura humana, rezuman silencio y al mismo tiempo condensan una serie de emociones que hacen presente, desde la ausencia, al ser humano. Este juego de ausencia-presencia se manifiesta también en el interés de la artista por la memoria histórica, que la ha llevado a hacer aflorar con la cámara acontecimientos que la historia había borrado.