Más allá del reflejo de las geometrías utópicas y de unos personajes sin fisonomía y de aspecto seriado, las imágenes del artista Jordi Pintó nos hacen viajar hacia unas escenografías mágicas de colores vivos que ocultan un universo personal y meditado. Nuestra mirada choca con las grandes carpas de tela que, como en un circo, contienen multitud de simbologías heterogéneas —la estrella representa el microcosmos y las energías internas, mientras que el corazón simboliza los sentimientos verdaderos— bajo un lenguaje personal e intransferible, de manera que amalgaman la ilustración infantil, el cubismo y la pintura metafísica.
Objetos manipulados de manera brossiana y surrealista que inciden sobre nuestra propia existencia. Creaciones que ordenan materiales o fragmentos de la realidad cotidiana de exhaladora inquietud y que, en un nuevo emplazamiento, son como una compuerta hacia otras dimensiones. Jaume Pitarch reúne soportes tan versátiles como vídeos, fotografías, instalaciones y esculturas, para tejer nuevas cartografías de gran carga conceptual donde el espacio actúa como receptáculo dual de la gris condición humana y de las fuerzas invisibles, aleatorias y que van más allá del pensamiento racional.
Nacido en una familia de artistas, Antoni Pitxot empezó su formación artística de la mano de Juan Núñez Fernández en San Sebastián. En 1964 decide instalarse definitivamente en Cadaqués, donde surgirá su huella pictórica. También será en esta localidad donde fraguará una fuerte amistad con Salvador Dalí, con quien establecerá una profunda complicidad. Será el propio Pitxot quien ayudará a Dalí en la realización del Teatro-Museo Dalí.
Su pintura está marcada por el paisaje que evoca el Mediterráneo en Cadaqués. De este aroma surgen formas antropomórficas de las rocas que dibuja y pinta con una factura propia influenciada por los grandes manieristas italianos y el surrealismo, y que otorgan al conjunto pictórico algo de alegórico y mitológico, creando una atmósfera conjunta con la tradición de la tierra donde se vincula su trabajo.
Tanto por su tarea artística como por la faceta promotora de las artes y la cultura de nuestro país, Antoni Pitxot ha recibido el reconocimiento de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi así como la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes otorgada por Juan Carlos I.
Fotógrafo que potencia la multiplicidad de lecturas mediante la concreción-disolución lineal y la división-ocultación. Ramifica los puntos de vista o la simetría y asocia las imágenes a partir de un concepto para crear un diálogo entre sus obras. Blanco y negro, 35 mm, dípticos, trípticos, cuadrípticos donde conviven armónicamente ironía y poesía, en clave brossiana. Con un lenguaje visual cercano, conciso, breve y directo transforma el instante mediante la luz y la sombra, la claridad y la oscuridad de las evocaciones.
Integrado en la naturaleza, el arte de Enric Pladevall encuentra su referente en la dicotomía y las tensiones vividas por el hombre entre el mundo natural y el mundo tecnológico, como muestra el diálogo que entablan en su obra la madera y el hierro.
Incluyendo en un todo, materia, superficies monumentales, naturaleza, espacio, donde el juego de presiones y tensiones transmite una proyección enérgicamente elástica, el resultado de su obra es una plasticidad evocadora de erosión, mutabilidad, mimesis; en definitiva, de existencia.
Escultor y pintor que se inicia con el trabajo de troncos y maderas escogidas al azar, texturas ensambladas o manipuladas incisivamente. Con un claro espíritu arquitectónico, objetual y mobiliario, construye esculturas que combinan la madera con el hierro, en las que los espacios simbólicos perforados en las entrañas de la madera se han convertido en receptáculos, en cavidades interiores de auténtica vocación espacial. Racionalidad, horizontalidad, planimetría, imperfecciones y orden son las ideas que brotan de su creación artística.
Protagonista de la vanguardia catalana de los años 50 y 60, Planasdurà participó activamente en el panorama cultural del momento a través de su implicación en varios grupos y entidades culturales.
Siempre partiendo de la experimentación y con gran capacidad simétrica, dominó tanto la figuración como el informalismo y la abstracción geométrica. Sus obras, de gran vitalidad, han sido expuestas en distintas ciudades como Venecia, Milán, Berna y Madrid.
Planasdurà fue premio Ciutat de Barcelona 1974.
Sus cuadros son manifestaciones de un cosmos inescrutable y hermético de espacios interiores formulados por una simbología de figuras y objetos inmóviles, de colores envejecidos y prodigiosamente elaborados, que testimonian cierta atemporalidad. Muñecas de faz envarada, relojes de arena, toros y animales domésticos son los figurantes de una fauna significativa y significante. Despiadadamente crítico, Planell rehuye la realidad cotidiana y tosca para sumergirnos en un universo poético, ilusorio y de ciertas reminiscencias medievales.