Marzo-Mart ha encontrado en el grabado el medio idóneo para definir y perfilar la poética que se desprende de las asociaciones simbólicas que habitan su obra, así como para ejecutar un sinfín de miniaturas que concentran en un mínimo espacio los elementos básicos de su expresión. Mediante un lenguaje simbólico, su obra polariza y expresa la relación entre el hombre y la naturaleza, el macrocosmos y el microcosmos.
El punto de partida de la obra de Gerard Mas es la escultura clásica, pero dota a los personajes de su mundo creativo de actitudes grotescas. Cortesanas de expresión burlesca, un niño que cabalga un cerdo mastodóntico, o un hombre con una gallina sobre la cabeza son figuras que amalgaman ironía, tradición, contemporaneidad; pequeños poemas visuales capaces de transformar en anécdota la realidad más cotidiana.
Partiendo de un punto de vista subjetivo, sus fotografías generan formas casi espectrales, llenas de sutileza, que revelan cierto carácter escultural.
A través de su paleta cromática, dominada en muchas ocasiones por los colores neutros, Mas transmite los sentimientos y las emociones más personales, objetivo que consigue gracias a una cuidadosa técnica que le permite dominar la luz con gran habilidad. Objetos de uso cotidiano o piezas de artistas plásticos, entre otros, constituyen sus obras, fotogramas llenos de elementos de la cultura iconográfica occidental que desprenden contemporaneidad.
Ramón Masats es uno de los protagonistas del reportaje documental de los años sesenta que revolucionó la estética fotográfica y rompió con los estereotipos que imperaban en la prensa española de los cincuenta.
Supo captar la esencia de una época con la célebre imagen de unos seminaristas jugando al fútbol, primera fotografía española adquirida por el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Durante más de una década se dedicó a la realización cinematográfica y televisiva, y cuando retomó la imagen fija topó con la transición del blanco y negro al color, al que se adaptó con total normalidad.
En 2004 fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografía.
Seducido por el dilatado abanico de posibilidades que ofrece el trabajo con materiales como el bronce o el hierro, y posteriormente la resina o la piedra, Xavier Mascaró decidió alejarse de su formación inicial como pintor. Estos componentes otorgan a sus creaciones totémicas y tridimensionales un carácter inquietante y inducen, a su vez, al espectador a reflexionar sobre la memoria y la tradición.
Licenciada en bellas artes por la Universidad de Girona, Lídia Masllorens compagina carrera artística con la docencia de dibujo. Centrada en el uso de grandes superficies que parecen envolver la estancia, su pintura tiene una intención claramente comunicativa, como si se tratara de grandes murales vindicativos, con el objetivo de traducir emociones de modo inmediato. Esta necesidad de fugacidad le ha llevado a sustituir los pinceles por las manos, transportadoras directas de las turbaciones instaladas en su interior y que se plasman sobre el papel de forma pura y libre de maquillajes y posturas artificiales, rostros de dimensiones colosales que le obligan a la vez a crear una danza que se dispersa en el aire y queda plasmada en el acto pictórico.
Fotógrafo que supo cristalizar la España profunda de finales de los años cincuenta. Dotado de un genuino sentido del humor y alimentado por el doble juego de inocencia y provocación, retrata los estratos sociales más humildes de la ciudad condal. En el transcurso del tiempo, su trabajo inmortalizó las primeras chicas hippies de Ibiza y a las señoritas de la élite social del movimiento de la Gauche Divine catalana de los años sesenta y setenta.
Licenciado en historia por la Universidad de Lleida, y bellas artes por la Universidad de Barcelona, compagina el trabajo creativo con la investigación pedagógica.
El universo creativo que nos ofrece Joanpere Massana, claramente poético, se centra en la fijación por determinados materiales ―de aparente sencillez― y signos muy relacionados con el primigenio mundo de la infancia, que le vinculan, de algún modo, a los complejos vehículos que crearon Miró y Tàpies. Este conglomerado dota sus obras de un lenguaje propio, en el que el juego azaroso de los elementos crea dualidades conceptuales que nos hacen reflexionar sobre los ciclos que expresan el tránsito vital, la potencia de la naturaleza, la inmaterialidad o las experiencias almacenadas en la memoria, entre otros, trasladando elementos introspectivos y biográficos que completan esta cosmogonía de símbolos.
Carlos Mata
Palma de Mallorca, Balears, 1949 - Barcelona, 2008
Su obra se caracteriza por las líneas simples, pero con una firme personalidad. Los caballos, los toros y las vacas son un referente común en toda su producción artística, fruto de las vivencias en su tierra natal. El material que utiliza más es el bronce, pero también trabaja la madera, el vidrio y el hierro colado. Figuras desnudas de todo manierismo, formas primitivas que nos evocan el origen y la esencia de la humanidad.