Pintor y profesor de la escuela Massana de Barcelona. Inagotable fuente de recursos estilísticos propios, Isidre Manils manipula la realidad a través de veladuras y transparencias, pinceladas a modo de capas de luz difuminadas que encienden la significación de su obra. La búsqueda de “la mirada cinematográfica de la pintura” es una de las constantes de su larga trayectoria y estos vínculos con el séptimo arte, tan presentes en su producción, hacen que sus obras se abran a este lenguaje, dibujando un nuevo y original horizonte creativo.
Nacido en el barrio de Queens, estudió pintura, dibujo y escultura en el Pratt Institute. Sus primeras creaciones eran evocaciones directas de su admiración por la obra de Joseph Cornell y Marcel Duchamp, así empezó a hacer ensamblajes donde incorporaba fotografías de revistas y libros. Más adelante empezó a realizar sus propias fotografías para incorporarlas a estos trabajos, ya que para él el resultado final era más auténtico, propio y puro. Fue así como Robert Mapplethorpe se introdujo en el mundo de la fotografía, coincidiendo en lugar y época con toda la vanguardia artística de los años 70 en Nueva York. Su trabajo es reconocible por la preferencia por el blanco y negro y los matices aterciopelados que provocan las sombras en el grano del revelado, así como por el tratamiento de los temas que, a pesar de la tradición clásica ―bodegones de flores, retratos de celebridades y desnudos―, son el reflejo del ambiente que el fotógrafo y la comunidad artística de la época respiraban en la ya convertida capital del mundo. En 1989, Mapplethorpe muere a causa del VIH, pero un año antes crea la fundación Robert Mapplethorpe, una organización destinada a proteger su obra, promocionar el arte fotográfico y luchar contra el sida.
La producción plástica de Paco Marcó evoluciona desde una primera etapa abstracta e informalista hacia una línea de claras referencias figurativas, expresionistas y picassianas. Artista camaleónico que en una búsqueda emotiva de los valores sensibles elude todo academicismo falto de libertad expresiva. Con un cromatismo intenso, puro y veraz traza una crónica fiel de la vida y la muerte. El espacio compuesto de ejes diagonales se organiza mediante la superposición de figuras cuadrangulares, con una evidente inquietud formal en la combinación de recursos abstractos informalistas y elementos importados del diseño gráfico.
En una apuesta por la trascendencia y la espiritualidad del arte, sumida dentro de la línea de artistas como Rothko, Klee y Malevich, entre otros, Ángels Marcos–González abandona el periodismo y focaliza sus deseos más profundos en la pintura y la escultura. Sus telas nos ofrecen un mundo singular habitado por figuras sintéticas que emigran hacia la antigüedad y las culturas tribales de América y de África, donde se introducen los conceptos del azar y del tiempo. Con el objetivo de dar protagonismo al factor corrosivo de la naturaleza, adhiere lienzos y hierros sobre la superficie. La pátina ferrosa con una reducida gama cromática, como son el azul, el rojo y el negro, y el uso irónico de los títulos, se convierten en rasgos distintivos de un trabajo lleno de lirismo y sensibilidad.
Licenciado en bellas artes e historia del arte por la Universitat de Barcelona, Manel Margalef compagina la carrera artística con la docente, como profesor de la Escola d’Art de la Diputació de Tarragona y como profesor asociado al Departamento de Pedagogía de la URV. Bajo un lenguaje plástico austero, la conceptualización del mundo creativo de Manel Margalef se centra en la idea del espacio habitado y de cómo el ser humano canaliza a través de los objetos que crea a su alrededor, su memoria y el transcurso de su evolución tecnológica y social. A partir de la deconstrucción de estos objetos consigue recontextualizar sus materiales ―piel, caucho, madera, vidrio...― para transportarlos a superficies bidimensionales. Así, consigue un resultado pictórico por un lado y por el otro rescata la esencia básica, desnudando los materiales de artificio y finalidad consumista, con la voluntad de dejarnos ver el trasfondo verídico, el del vínculo efectivo que el hombre experimenta con lo que crea para su provecho cotidiano y que en principio sólo parece destinado a satisfacer necesidades mundanas.
Se graduó en derecho en la Universidad Estatal de Milano y realizó, en Venecia, un master en fotografía e imagen digital. En 2011 empezó a trabajar en la agencia Prospekt y sus fotografías han sido expuestas tanto en diferentes países como publicadas en distintas revistas de renombre internacional tanto físicas como en línea. Sus proyectos, de una gran belleza formal, narran historias. Se trata de imágenes con un toque intimista que consigue gracias a unos encuadres cerrados y una saturación cromática que se centra, a menudo, en tonos cálidos.
Nacida en una familia de origen catalán, Carme Mariscal ha sabido diluir las fronteras entre la instalación, la fotografía o el vídeo, con la voluntad de mostrar la fragilidad, transformación y progresiva desmaterialización corpórea. Este interés por la corporeidad se remonta a sus comienzos pictóricos y la colaboración en un hospital de jóvenes con trastornos alimentarios. Otro de los temas presentes en su obra es el autorretrato, que en una línea muy cercana al Body Art le permite reflejar las mutaciones orgánicas como alegoría conceptual y estética de la identidad, el placer y el sufrimiento.