La trayectoria de Joan Gardy Artigas está íntimamente ligada al mundo de la cerámica desde el principio de su vida. Como ayudante de su padre, Josep Llorens Artigas, trabajó conjuntamente con Joan Miró. Estudió en la prestigiosa École du Louvre y justo después estableció su taller de cerámica en París, donde colaboró con Georges Braque y Marc Chagall. Alberto Giacometti le introdujo en el uso de otros materiales en su trabajo escultórico. Durante su estancia en Japón aprendió las técnicas orientales de la cerámica. Sus formas zoomorfas o antropomorfas de carácter expresionista trascienden hacia un profundo significado, ya que desenmascaran los monstruos que asedian nuestra sociedad. Utiliza la mitología mediterránea de inspiración arcaica para reflexionar sobre la condición humana y la vida.
Miembro del grupo Cercle d’Art d’Avui, impulsó desde el Cercle Artístic de Sant Lluc varias actividades como los premios Miró o las muestras de arte MAN. Sus ejercicios pictóricos recogen las bases del suprematismo de Malévich; enfrontan líneas —tanto dibujadas como dispuestas en tiras brillantes a modo de collage sobre el lienzo—, colores y sombras para conformar paisajes abstractos llenos de anhelos y alejados de toda tendencia estética y temporal.
Autodidacta y uno de los autores colombianos más destacados del momento, la obra de Duvan es colorista y vital. Pintor, escultor, dibujante y grabador influido por las aportaciones de Matisse, Picasso y del arte pop, entre otros, configura un léxico único e inalienable. Amante de los viajes, se instala durante una temporada en la ciudad de Barcelona, donde ejerce la técnica del grabado. En sus esculturas se evidencian la visión unifocal del artista y la destrucción del concepto de tridimensionalidad del espacio por medio de una planimetría de efectos ópticos volumétricos.
La visión pictórica de Mònica Luco nos transporta hacia un universo onírico y fantasioso, en el que se conjugan y se diluyen abstracción poética y figuración. La autora interioriza y desvirtúa mentalmente paisajes a los que dota de un contenido simbólico y espiritual que induce al espectador a la reflexión. Un espacio sublime de atmósfera mística y nostálgica en el que ciertas estructuras nos evocan hacia un magma de dualidades: presencia-ausencia, presente-pasado y realidad-ficción.
Se le considera el padre del cómic underground nacional. Instalado en Barcelona en 1971, se codeó con artistas como Mariscal. Sus cómics transgresores y de viñetas burlescas, manifiesto de una Barcelona creativa y provocadora, fueron censurados en los años sesenta y a inicios de la transición. A finales de la década de los ochenta decide iniciarse en el mundo de la pintura, literatura y fotografía.
En sus fotografías explora el paso del tiempo, aquello permutable y lo que se perpetua en lugares públicos y privados de la arquitectura urbana o de espacios naturales. Muelles, ríos o edificios se integran en el objetivo para documentar melancólicos vestigios de la industria fluvial y los sistemas de transporte de tiempos pasados. En el trasfondo de su temática encontramos experiencias relacionadas con la soledad, la muerte y la pérdida de la identidad. Lynch utiliza la tecnología, una cámara Hasselblad digital, y el retoque posterior con programas de edición digital como Photoshop.