Su obra queda enmarcada en el realismo como forma de aproximar-se al paisaje que nos rodea. Escenas íntimas, habitaciones interiores por las que se cuelan hilos de luz que tiñen la escena de una atmósfera turbadora que nos evoca hacia la soledad, la introspección y el recuerdo.
Durante una estancia en el Japón acaba de perfeccionar sus estudios caligráficos y sobre papel, que confieren a su trabajo un perfil pictórico muy particular. En el ámbito fronterizo de la figuración y la abstracción, bajo un reduccionismo que roza los límites de la simplificación, combina los colores saturados y las formas más minimalistas a fin de estudiar de forma seriada las calidoscópicas miradas y percepciones de un mismo concepto. Isao Llorens trata con ingenio y destreza a la naturaleza y a todas aquellas criaturas que cohabitan en ella, y las sabe transformar en símbolos de una existencia.
Artigas empezó su formación como contable, tarea que llevó a cabo durante un corto periodo de tiempo. Poco después empezó su formación artística en la Llotja y en la academia de Francesc d’Assís Galí donde conoció, entre otros, a Miró. Su objetivo era convertirse en pintor, pero durante la Exposición de Arte Francés en Barcelona en 1917 decidió cambiar el rumbo inclinándose hacia la cerámica.
Su revolucionaria obra marcó un antes y un después en el tratamiento de la cerámica. Centrado en los aspectos sencillos y naturales, Artigas buscaba en la materia y el torno la pureza de la línea, el color y la estructura. Libró a la cerámica de artificios y decoración superflua, haciendo fluir hacia el exterior todos los sentidos que se extraen de la materia prima, el barro. Estos aspectos, muy vinculados también a la tradición oriental ―concretamente la japonesa― los llevó a cabo tanto en sus trabajos individuales como en las colaboraciones con numerosos artistas que, como él, también buscaban la naturalidad en el tratamiento de la obra final.
Aunque es remarcable la colaboración con Miró a lo largo de su vida, reconocida en todas partes. Se pueden encontrar varios de sus trabajos escultóricos y murales en las grandes capitales del mundo, incluso en 1937 el MET de Nueva York adquirió uno de sus jarrones, convirtiéndose así en la primera cerámica contemporánea comprada por un museo.
La trayectoria de Joan Gardy Artigas está íntimamente vinculada al mundo de la cerámica desde la infancia; un campo en el que experimenta con distintas técnicas y materiales, desde la arcilla y la resina hasta el bronce y la cerámica refractaria. Sus obras comprenden desde torsos y cuerpos femeninos hasta formas orgánicas, construyendo una estética personalmente definida. Como ayudante de su padre, Josep Llorens Artigas, trabajó conjuntamente con Joan Miró. Se formó en la prestigiosa École du Louvre y posteriormente estableció su taller de cerámica en París, donde colaboró con Georges Braque y Marc Chagall. Alberto Giacometti lo introdujo en la utilización de otros materiales dentro de la disciplina escultórica y durante su estancia en Japón aprende las técnicas orientales de la cerámica. Usa la mitología mediterránea de inspiración arcaica para reflexionar sobre la condición humana y la vida. Ha expuesto su obra en la Galería Theo de Madrid y el Instituto Español de Nueva York, entre otros.
Fotógrafo que desde el año 1975 ha colaborado con agencias de publicidad, estudios de diseño y diferentes medios de prensa. Además, ha participado en actividades docentes relacionadas con el ámbito fotográfico.
Mediante sus fotografías intenta dar volumen a la simple cotidianidad y a momentos desdibujados por la memoria, que en una dosis de interpretaciones bilaterales dan sensación de inmaterialidad.
Miembro del grupo Cercle d’Art d’Avui, impulsó desde el Cercle Artístic de Sant Lluc varias actividades como los premios Miró o las muestras de arte MAN. Sus ejercicios pictóricos recogen las bases del suprematismo de Malévich; enfrontan líneas —tanto dibujadas como dispuestas en tiras brillantes a modo de collage sobre el lienzo—, colores y sombras para conformar paisajes abstractos llenos de anhelos y alejados de toda tendencia estética y temporal.
Su pintura recupera rincones olvidados de los paisajes urbanos de Barcelona, California y Las Vegas, en los que evoca un sentimiento de nostalgia frente a la ineludible brevedad de la vida. Sus acuradas composiciones de pronunciado realismo, más allá de la temática, se interesan por la perspectiva y la iluminación, y representan escenarios que expresan emociones donde, bajo un plácido aliento, se respira reflexión y melancolía.
Duvan
Quimbaya, Colòmbia, 1954
Autodidacta y uno de los autores colombianos más destacados del momento, la obra de Duvan es colorista y vital. Pintor, escultor, dibujante y grabador influido por las aportaciones de Matisse, Picasso y del arte pop, entre otros, configura un léxico único e inalienable. Amante de los viajes, se instala durante una temporada en la ciudad de Barcelona, donde ejerce la técnica del grabado. En sus esculturas se evidencian la visión unifocal del artista y la destrucción del concepto de tridimensionalidad del espacio por medio de una planimetría de efectos ópticos volumétricos.