Las imágenes fotográficas son el punto de partida para la creación de evocadoras obras cargadas de significados que invitan al espectador a dialogar con sus propios recuerdos. Composiciones reflejo de un deseo o del preciso instante cuando, al despertarnos, pisamos el dominio incierto entre el sueño y la conciencia. Parámetros fundamentados en las experiencias vividas a lo largo de los diferentes viajes, en los que las imágenes por sí mismas no son definitivas, sino mecanismos conductores de infinidad de sensaciones y pensamientos.
Desde 1993, Jo Milne vive y trabaja en Barcelona. Las líneas, los círculos, las esferas o los puntos son elementos constantes en sus trabajos, que remiten al mundo de las matemáticas, la ciencia o la tecnología. Piezas en constante mutación, redes que se extienden a través del lienzo y crean un cosmos en el que las secuencias y las repeticiones son las protagonistas. Sus obras, que se exhiben tanto en colecciones nacionales como internacionales, manifiestan sistemas complejos, estructuras aparentemente caóticas donde el espectador puede adentrarse para contemplar todo aquello que le es intangible.
Su trayectoria artística se inicia a mediados de la década de los sesenta, momento en el que realiza diversas exposiciones junto a Galí, Gubern y Jové, y para las que elabora esculturas e instalaciones eminentemente efímeras. Pionero del arte conceptual y del arte povera en España, sus Grans sèries (1962-2003), en las que encontramos una nueva visión de la pintura a partir de la composición con materiales extrapictóricos, se sitúa al margen de los movimientos establecidos. Asimismo, su obra se inscribe en una línea de investigación plástica, de síntesis y despojo formal que, iniciada en la década de los treinta, de la mano de Ferrant, Cristòfol y Miró, surge este conteste como una de las más singulares y radicales dentro del panorama contemporáneo español.
Fotografía: Antoni Bernad.
Artista que heredó de su abuelo y de su padre la fascinación por las pinturas románicas de la Vall de Boí. Este interés por las técnicas tradicionales se ve reflejado en su obra, en la que aplica la técnica del fresco a través de la utilización del pigmento en estado puro. Sus trabajos más recientes se caracterizan por una conjunción entre la escultura y la pintura, a medio camino entre la figuración y la abstracción. Lleó sabe combinar a la perfección pintura y relieve confiriendo al conjunto un matiz casi arquitectónico. Esta especie de organicismo pictórico espacial en el que lo material brota de la tela, es transmisor de dicotomías como lirismo-contundencia, presencia-transparencia y orden-caos.
Cuando en el futuro los arqueólogos quieran aproximarse a nuestra civilización para investigar los estratos de la época actual, puede ser que lo que encuentren sea la obra de Miquel Lligadas: reliquias hechas de hierro y cimiento. Bajo una clara voluntad de perdurar, de eternizarse en el tiempo, se inicia en el mundo del arte de la mano de la pintura que, combinada con la tridimensionalidad de unos elementos industriales (hierro, cimiento, madera…), le sirve para erigir formas funcionales en las que se reflejan la memoria y el recuerdo entumecido. Bajo una mentalidad eminentemente constructiva y exhaustivamente meditada, cada pieza se concibe como un fragmento en continuo proceso de creación.
Hija del reconocido pintor Joan Llimona y sobrina del escultor Josep Llimona, fue la penúltima de un linaje de artistas. Reconocida paisajista que rehuyó la corriente vanguardista imperante para especializarse en la naturaleza, el paisaje urbano y los interiores arquitectónicos. Ha cultivado la naturaleza muerta, la figura y principalmente el paisaje, en un estilo naíf constructivo y postimpresionista caracterizado por una gama de colores intensa y vital. En el año 2000 fue honrada con la Creu de Sant Jordi y en 2006 le concedieron la Medalla de Honor de Barcelona.
A pesar de atravesar etapas abstractas y de radicalismo donde reivindica su malestar moral frente a la sociedad imperante, su trabajo queda englobado dentro la concepción del figurativismo. Sus inicios artísticos contienen una buena dosis de ironía surrealista adherida a una feroz crítica social. Desde un proceso de investigación lineal y de búsqueda armónica entre el color y la forma, su obra evoluciona hacia la máxima sintetización formal. La escultura presentada en las Olimpiadas de Atlanta (1996) es el resultado simbiótico de la temática posmoderna y del medio plástico como herramienta de reflexión y liberación.
La formación de este artista osciló entre el dibujo y la escultura, pero definitivamente se inclinó hacia la tridimensionalidad mediante el trabajo de la madera y del hierro forjado. Ha ganado numerosos premios de escultura en certámenes de Girona y Barcelona desde finales de los años sesenta. Su obra se mueve dentro de un minimalismo de formas puras y contundentes. Actualmente es profesor de escultura y tecnología del hierro en la Escuela Massana de Barcelona.