Sus obras coloristas son el reflejo del mundo que lo rodea, de una circunstancia concreta y un entorno, pero también de lo más íntimo y subjetivo. Interesado por el equilibre entre el exterior y el interior, ordena el espacio y las figuras que contiene. Su obra, influida por el surrealismo, es el espejo de la psique y del inconsciente que se expresa en infinitud de formas y tonalidades.
Durante la década de los ochenta traslada su residencia al Ampurdán, desde donde viajará periódicamente a Marruecos. Su trabajo conecta con el arte primitivo, el mismo que en su momento interesó a Gauguin y Picasso. Sus pinturas son receptáculo de un lenguaje simbólico, donde la espontaneidad y la simplicidad hacen alusión constante a la vida y la muerte como eje de unión existencial.
Las telas de Marta Lafuente dialogan entre la figuración y la abstracción a la vez que exhalan belleza y lirismo. Fragmentos en los que las figuras humanas o los edificios conviven en armonía con vastas masas de pigmentos, rugosidades y todo tipo de materiales. Retrata marinas, ciudades y cielos que se desdoblan al reflejarse en el agua..., emplazamientos y personajes que enfatizan la dualidad entre la parte y el todo. Por medio de un lenguaje plástico que se filtra entre las fisuras del romanticismo y del materialismo figurativo, usa la técnica al óleo y el polvo de mármol para irisar la luz, las sombras, los colores y las formas.
Autodidacta, se aleja de las corrientes y las modas imperantes del arte contemporáneo. Las vivencias adquiridas en China, Canadá, Francia o Cataluña (lugar donde reside desde el año 1981), le han permitido articular su obra en torno a la pluralidad de miradas que retratan su estilo de vida. Traza con minuciosidad y delicadeza bodegones de objetos que cohabitan con utensilios contemporáneos como envases industriales, plásticos y coladores de aluminio. Acuarelas y dibujos de tonalidades grises donde palpita el recuerdo de Oriente con la austeridad de sus elementos y la pulcritud de unas imágenes llenas de una gran sensibilidad.
Joan Lassús supo compaginar una afición y una profesión: la fotografía y la música. Gracias a su actitud metódica y pulcra, actualmente podemos disfrutar de un importantísimo fondo fotográfico que forma parte del archivo histórico municipal de l’Escala (Girona). Su obra fue evolucionando desde el romanticismo impresionista de los años cincuenta hasta el documentalismo de los años sesenta y setenta, que deja de lado la anterior fuerza expresiva para dar lugar a una belleza serena y silenciosa. La parte más documental incluye fotografías de todos los rincones de l’Escala, copias que sirven hoy para poder seguir las transformaciones del núcleo urbano, las obras públicas, la arquitectura, los actos oficiales y de la vida cotidiana.
Gran aficionada a la fotografía, las obras de Evelyn H. Lauder son la simbiosis dulce y armónica de la naturaleza y la figura de la mujer. En definitiva, unas creaciones que germinan con un lenguaje poético cargado de simbología y en las que la belleza es la principal protagonista. La artista, que actualmente vive en Nueva York, expone con regularidad en galerías y centros artísticos importantes, recaptando fondos para la Fundación Contra el Cáncer de Mama y financiando varias investigaciones para curar y prevenir la enfermedad.