A través de la memoria, Maria Helguera establece un puente de diálogo entre su Argentina natal, de la que se exilió en 1976, y su rearticulación planteada desde Cataluña. Con una factura vigorosa y material, acompañada de una gama cromática vinculada a sus orígenes, Maria Helguera se despoja de todo lo que ha aprendido para llegar al estado más puro del ser. De este modo sus trabajos presentan un mundo donde conviven personajes y elementos compositivos propios del imaginario argentino, con evidentes influencias del arte contemporáneo catalán de artistas como Hernández Pijuan o Ràfols Casamada.
Es uno de los máximos representantes de la renovación pictórica en Catalunya, con un lenguaje propio que toma una gran fuerza identitaria a partir de la década de los 90. Su obra expresa un fuerte componente mediterráneo, ya sea a través de los colores o las formas imperfectas y sencillas, pero de una inmensa sensualidad. Fue uno de los creadores del Grupo Sílex. En 1957 se trasladó a París para estudiar grabado y litografía en la Escuela de Bellas Artes. Allí adoptó una figuración geométrica en la que se destacan los elementos solitarios sobre fondos y campos lisos. A finales de los 80 Pijuan retoma el informalismo con una paleta dominada por el blanco y el negro. Y más tarde en sus obras se añadirán composiciones geométricas, casi matemáticas, como las cuadrículas que evocan un cierto misticismo.
Licenciado en historia del arte por la Universidad de Barcelona y graduado en escultura por la Escuela Massana, Hernández Clemente ha sido también aprendiz del maestro de la talla en piedra Mariano Andrés Vilella y es, desde el año 2009, residente en el Taller BDN. Bailando entre la autonomía de la escultura como objeto y la instalación, su procedimiento pasa principalmente en la nueva interpretación de los materiales clásicos y la combinación de éstos con otros no tan presentes en la escultura tradicional, creando un tándem simbólico en el que se establecen evidentes relaciones de vacío y lleno, pero sobre todo de la fragilidad con la que se mueven los cuerpos en el espacio y como así establecen silenciosos diálogos cargados de una fuerte poética capaz de traspasar los sentidos terrenales para instalarse en nosotros como nuevas historias y vivencias personales.
Artista multidisciplinario que realiza escultura, fotografía e instalaciones bajo un planteamiento teórico que reflexiona sobre la identidad en un mundo globalizado. Sus trabajos giran en torno a la desigualdad, la violencia o la cultura del consumo, de modo que provoca y sacude la conciencia del espectador. En su obra usa objetos de la vida cotidiana así como otros provenientes de la cultura urbana, como zapatillas, y aparecen referencias tanto de su infancia venezolana como de la cultura pop más global.
La obra de este polifacético artista gira en torno al tratamiento de imágenes a través de la técnica del fotomontaje, que bebe directamente de John Heartfield. El trabajo de Hernando González, llamado por algunos como el último dadaísta, se engendra a partir de aquello personal imaginario, donde el tiempo, el color, la ecología, la tecnología o los seres antropomorfos son los protagonistas principales. Creaciones que, extraídas de la corriente dadaísta, del pop arte i del mundo del cómic, nos invitan a reflexionar sobre el consumo de imágenes de nuestra sociedad.
Partiendo de una trayectoria marcada por la influencia del simbolismo abstracto deriva hacia un corriente más figurativo. Las referencias a la pintura del Renacimiento, la constante búsqueda del equilibrio compositivo y el elevado contenido simbólico de sus telas se convierten el hilo conductor de su proceso creativo. A través del ser humano, el artista busca la perfección y la armonía de su mundo interior. Presente y pasado se funden en una dimensión temporal, en la que el color y la geometría se hacen evidentes en unos rostros portadores de una historia, de unos deseos y de unas emociones, a través de la que el hombre y la naturaleza devienen una amalgama indivisible.