Se formó de manera autodidacta en el terreno de la pintura, que era su auténtica vocación. Hijo de librero y nieto de linotipista, se educó en un entorno de gran sensibilidad por la literatura y las artes gráficas que lo acompañaría a lo largo de toda la vida. Su estilo, forjado a partir de influencias del surrealismo y el expresionismo, evolucionó hacia la abstracción, alterada solo por la inclusión de símbolos, arabescos, letras y algunas referencias a la figuración. De una plasticidad impregnada de colores vistosos, su pintura se caracteriza por unos trazos vigorosos, casi impulsivos, y por una estética cercana al onirismo en que las formas abstractas se mezclan con paisajes de referencias figurativas.
Sus esculturas giran en torno al cuerpo desnudo femenino, un cuerpo que simboliza la fertilidad y el misterio de la creación. En el proceso creativo hace confluir la madera y las placas metálicas, un material cálido y un frío que se unen para generar un diálogo y un contraste entre lo orgánico y lo inorgánico. Este contraste generado por la comunicación de los materiales con la obra a menudo conduce al artista hacia un proceso de abstracción de las formas que las aligera y las hace más ágiles, y donde el espacio, el aire, pasa también a formar parte de la propia escultura.
Pintora y artista gráfica de espíritu poético y metafórico. Regina Giménez elabora un mundo a caballo entre lo real y lo imaginario mediante globos terráqueos, barcos o faros; objetos que nos evocan la soledad y que nos invitan a un viaje introspectivo a través del infinito hacia parajes desconocidos. La artista fabrica auténticos escaparates alejados de su intrínseca cotidianidad postindustrial y consumista. Collages que combinan la disciplina fotográfica con la vertiente más artesana y que, mediante la fusión de naturaleza y mundo urbano, convergen en arquitecturas de paisajes casi abstractos.
Artista polifacético, influido por la obra de Gaudí, Miró y Tàpies. Muestra un afán por combinar la técnica artesanal con la digital con el uso de materiales como gres, piedra, bronce, acero, aluminio, resinas, oro y piedras preciosas, inspirados en la vitalidad del modernismo de finales del siglo pasado, y que nos proyectan hacía el siglo XXI. Fusiona pintura, escultura, fotografía para hacer emanar de las imágenes la bipolaridad existencial del ser humano. Ha realizado obras monumentales, situadas en espacios públicos de Alemania y España.
Obras de realismo formal que evocan el surrealismo para hacer aflorar las realidades más profundas del individuo. Pinturas protagonizadas por personajes fantásticos, obras que, desde la reflexión, emprenden un largo viaje a través de la leyenda, el cuento popular o la novela. Su trabajo se caracteriza por la infinita fuga de sentidos dentro de unos contornos diluidos, colores expresivos y aislados como apología del deseo y una minuciosidad emotiva que tiene por objetivo conseguir un equilibrio perfecto.
Apasionado por la vida y la fotografía, cultivó la fotografía artística y la publicitaria con un enorme talento que le sitúo como uno de los fotógrafos pioneros en estos campos. En sus fotografías, de un fuerte componente artístico, muestra aquello que hay de extraordinario en las cosas más comunes. Algunas de sus imágenes recuerdan la abstracción, reflejando la ambigüedad que caracteriza muchas de sus fotografías. Distorsiona la realidad para convertirla en un objeto artístico: altera las perspectivas, contrasta luces y sombras, hasta el límite, y se acerca tanto a las líneas y los puntos de las texturas que acaba convirtiéndolas en pinturas. En el año 1937 decidió exiliarse cruzando los Pirineos a pie y, tres años más tarde, llegaba a Colombia, donde estableció un pequeño negocio textil y donde se casó con la catalana Palmira Puig. A finales de la década de los 40 se trasladaron al Brasil, a la ciudad de São Paulo, donde en 1953 abrió su estudio fotográfico que, en poco tiempo, devino un referente en el resto del país. En 1978, después de la muerte de su esposa, dejó la fotografía profesional, vendió el estudio fotográfico y regresó a Catalunya.
Maria Girona gozó de un ambiente familiar de gran riqueza cultural. Se forma en la Academia Tàrrega, donde entra en contacto con otros pintores de su generación con quien creó el grupo Els Vuit, una de las primeras agrupaciones artísticas con voluntad renovadora de Cataluña.
Su obra, heredera de la pintura de Matisse y del mediterranismo noucentista catalán antes de la guerra, se oponía al artificio y el virtuosismo de la pintura que abundaba durante los primeros años del franquismo y, a través del color y la esencialidad, hacía una apuesta por la modernidad. Se mantuvo fiel a sus principios artísticos a lo largo de toda su vida: sin caer en modas ni efectismos, se mantuvo en una figuración muy personal, exceptuando una serie de collages de gran interés plástico que desarrolló durante la década de los setenta. Junto con su marido, Albert Ràfols Casamada, participó activamente de las iniciativas más innovadoras del momento y formó parte del proceso de creación de la escuela de diseño Eina.