Pintor, escultor e ilustrador. La mayor parte de su carrera la ha llevado a cabo en Madrid, aunque siempre ha estado en contacto con Catalunya y su ciudad natal, donde instaló en 1991 una de sus obras más relevantes, Pasífae. Suele centrar su iconografía en episodios y personajes de la mitología griega y la cultura cicládica, a los que aporta una visión lúdica, burlesca y onírica. Ha celebrado exposiciones en todo el Estado y también en distintos países europeos, además de participar en dos ocasiones en la Biennal de São Paulo (1969 y 1974).
Cineasta y fotógrafa autodidacta, empezó haciendo retratos infantiles y reportajes de paisajismo. Aunque en 1969 participó en Espectáculo Sartre, dirigida por Adolfo Marsillach, que le abriría las puertas al mundo del espectáculo. Enfocó su obra primero hacia los desnudos para, posteriormente, trabajar las artes escénicas. Ha llevado su creación a revistas de moda, publicidad y algunas películas y cortometrajes de nivel nacional. Ha dirigido y escrito los guiones de producciones audiovisuales propias como De sol a sol (1968) o El sombrero Rojo (1963). Ha captado, además, la esencia de algunas performances de Rafael Alberti y Núria Espert, de quien es la fotógrafa oficial y con la que ha realizado varios trabajos, como Mirades d’escena, en el que captura el montaje, ensayo y representación de una obra teatral. También ha publicado el libro Gent nostra (1989) y ha colaborado en varias publicaciones y exposiciones. Así mismo ha colaborado con el Centro Dramático de la Generalitat Valenciana. Montse Faixat juega con el instante, la poesía de la luz, de los claroscuros, y la expresividad dramática del teatro. Captura los sentimientos y las sensaciones a través del gesto, transportando al espectador dentro de la escena y haciéndole partícipe de la acción desde la misma fotografía, que rezuman la quietud y a la vez la tensión que todo actor experimenta antes de la tormenta escénica.
Pintor y dibujante autodidacta. Partiendo de unos rostros de máscaras primitivas, su pintura experimenta con las texturas y el color. Utiliza el yeso, el azufre, técnicas de incisión y de pirograbado, efectos de relieve, así como otras prácticas pictóricas poco convencionales. Des del año 1972 abandona el substrato figurativo y se introduce en las posibilidades expresivas de la abstracción. A mediados de los años setenta, el trazo y el cromatismo van adquiriendo protagonismo y su plástica deriva hacia composiciones organizadas por la articulación de planos, espacios cuarteados y sobrias estructuras planimétricas en blanco y negro.
Maquetista y escultor formado entre París, Milán y Barcelona, es el creador de una de las trayectorias escultóricas más sugestivas y desconocidas de este último siglo. Gran parte de su trabajo se centra en el tratamiento de piedras y minerales como por ejemplo el mármol y el alabastro, aunque también ha realizado obras en madera. Su primera exposición se celebró en el año 1976 en la Galeria Cadaqués, pero no es hasta 1991 que empieza a firmar con el nombre por el que es conocido actualmente. En su producción más reciente, Farreras vacía el interior de sus piezas dejando que la luz las invada, por lo que las llama 'catedrales'.
Naturalezas muertas, frutas, flores, libros abiertos y motivos cotidianos que brotan de un soporte de madera. Pintura sobria, luminosa, de gran perfección caligráfica y de pincelada suelta, reflexión sobre la caducidad de la vida y la belleza efímera. El trabajo de Leticia Feduchi se adentra en la esencia del arte de la representación. Sobre un fondo blanquecino separa el concepto de la forma y su contenido narrativo. Sabe otorgar el protagonismo a la forma, dejando a parte todo su significado inherente.
Artista multidisciplinar, la obra de Carmen Anzano va desde la pintura hasta la instalación, pasando por la pictoescultura. Desde sus primeras exposiciones a principios de los 90, ha buscado la relación entre forma y material, pero sobre todo ha centrado la búsqueda en atrapar el espacio donde estos dos factores se encuentran para articular un movimiento y una direccionalidad que le llevan a captar el lenguaje de su mundo interior. Tanto en acrílico como mediante el uso de hilos, cintas y tejidos sobre bastidores desnudos, la obra de Carmen Anzano crea un entramado de formas que, como conexiones lingüísticas, conforman una sintaxis en la que el diálogo con el espectador puede iniciarse en cualquiera de los puntos donde trama con trama, línea con línea, confluyen y nos llevan a nuevos territorios.