Una de las mayores contribuciones a la imagen visual no tan solo de Barcelona, sino de todo el Estado, es la obra multidisciplinaria de Mariscal. A lo largo de la década de los setenta, a raíz de su colaboración en varias publicaciones alternativas, conformó una estética propia que extendió hacia otros campos artísticos. Así, desde la pintura y la ilustración de cómics e historietas, pasó también a diseñar todo tipo de objetos y a hacer trabajos de interiorismo. La pintura de Mariscal se define por las líneas sinuosas, remarcadas con el color negro, un lenguaje cercano a la estética del cómic, casi infantil, pero de una gran personalidad. Gracias a la creación del Estudio Mariscal, en el año 1990, tuvo una mayor difusión y se dedicó a promover proyectos que engloban ámbitos muy distintos.
Pureza, sensualidad, sinuosidad y fuerza son los rasgos distintivos de sus esculturas. Formas abstractas ovaladas y en espiral, maderas perforadas que abrazan el vacío confrontando los materiales y la gravedad, en las que las ondas se elevan para fundirse en la inmensidad. Bajo una clara inspiración orgánica, presenta una obra coherente y cargada de contenido expresivo y vital.
Fotógrafa de origen sueco y afincada en Barcelona desde 1977. Se inició en la fotografía a los diez años, gracias a un tío que la practicaba de manera amateur y hacia los veinte años se mudó a París en búsqueda de cumplir el sueño de dedicarse a ello profesionalmente. Ha trabajado la fotografía de moda y su nombre ha sido de los más reconocidos en el entorno publicitario, pero si algo le apasiona es el retrato. Se autoproclama una amante de la sencillez y la sobriedad y afirma que trabaja construyendo imágenes, en el sentido que estudia y planifica hasta el último detalle la imagen que pretende conseguir; esto deriva en unas fotografías de una pureza poética sublime. Fue fotógrafa oficial de las ceremonias de abertura y clausura de los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona y en 2017 fue galardonada con el Premio Nacional de Cultura CoNCA.
Apasionado por las culturas orientales y africanas, ha dedicado gran parte de su trabajo en fotografía y escritura a dar a conocer estas tradiciones. Jefe de redacción y director de arte de la revista Ajoblanco entre el año 1987 y el verano de 1993. En el libro Los oasis de Egipto, documenta la vida cotidiana en el desierto y los paisajes en peligro de ser asfaltados. En publicaciones como, por ejemplo, Viaje al país de las almas, muestra las creencias ancestrales de las poblaciones que habitan en Costa de Marfil. Colaboró con la UNESCO en el año 2001 para fotografiar la Medina de Marrakech, un proyecto que fue expuesto en la sede de París y en las Naciones Unidas en Nueva York. Es un artista que nos acerca a sociedades en contacto profundo con la naturaleza. Su obra ofrece toda una experiencia enriquecedora para el ser humano occidental, inmerso en un mundo tan digitalizado.