Raimon Camprubí empezó con la fotografía guiado por su padre, que era un fantástico fotógrafo aficionado, y con el tiempo pasó a convertirse en discípulo de Francesc Català-Roca durante casi 10 años. En 1966 se independiza y empieza, siguiendo la estela del maestro, a trabajar para varias publicaciones de arte, arquitectura, publicidad y diseño industrial. De estos trabajos y los viajes que surgieron, Camprubí publicó una colección de libros en torno a la herencia cultural y las particularidades geográficas del Estado español. Destacan Montserrat y Ver Galicia, por los que recibió el Premio Apel·les Mestres del Instituto del Libro Español en 1977 y 1982. Raimon Camprubí ha concebido de esta forma el trabajo fotográfico a modo de fotoperiodista y gracias a su dominio de la luz, tanto en blanco y negro como en la fotografía de color, ha conseguido composiciones casi pictóricas del contorno social e histórico de nuestras tierras.
Pintor autodidacta influido por el corriente del Pop Art Internacional y por artistas como Gerhard Richter o Malcolm Morley. Recurre a los medios de comunicación de masas, y en su obra los planos pictóricos superpuestos sobre un fondo de diáfanas imágenes evidencian un gran conocimiento técnico, una reflexión serena y una constante alusión al mundo oriental. Retratos, mobiliario, budas y paisajes expresan sentimientos intrínsecos frente la naturaleza y el paso del tiempo, sacudiendo los diferentes niveles del espíritu.
Iniciado como escultor en el taller de Josep Miret, Josep Canals fundó el colectivo Memé Detràs en 1991. El mundo de las matemáticas y las ecuaciones se convierte en un punto de partida para el artista, a partir del cual crea sus esculturas; piezas de gran volumen que ponen de manifiesto la vertiente más matérica y estética de este universo, a menudo desconocido. Josep Canals ha trabajado conjuntamente con Manel Álvarez y su obra ha sido expuesta tanto en Catalunya como en Francia y Alemania.
Escultor y fotógrafo que mediante un proceso de desmaterialización acentúa la esencia de los objetos, más allá de la simple representación. Desnuda el mundo real para adentrarnos en sus componentes más trascendentales: el vacío, la oscuridad, el silencio, expresiones del gesto artístico, y espacio que invita a la introspección y a la liberación de la mirada. Jordi Canudas ha decidido, con su obra, situar el arte en una zona neutra frente al hiperexpresivo mundo que nos rodea.
Su fotografía parte de la tradición narrativa de Duane Michals y otros, así como de una variedad de corrientes pictóricas, como por ejemplo el tenebrismo de Caravaggio, el surrealismo de Magritte o la escuela holandesa de pintura, por citar solo algunas. Es una fotógrafa versátil a quien le atraen muchos géneros y formatos: desde bodegones a retratos, pasando por fábulas con animales, fotografía documental o fotografía de arquitectura e interiores. A pesar de esta diversidad, su estilo es reconocible y se caracteriza por la voluntad de explicar historias que, a menudo, transitan en la línea que separa la realidad de la ficción.
Pintor y dibujante, hijo del escultor Lluís Carbonell. Sus primeras incursiones pictóricas se focalizan en los paisajes, las figuras femeninas y las composiciones de interiores de influencia constructivista, pero ha derivado hacia ambientes de creciente decorativismo, composiciones sinfónicas, con Gustav Klimt como referente. Su obra nos traslada a un universo de color, de iluminación diáfana que irradia serenidad, claridad y lirismo.
Pintor de obras de temática figurativa protagonizadas por unos sujetos, unas arquitecturas o fragmentos de la naturaleza que nos resultan familiares. En definitiva, situaciones y actitudes cotidianas, envueltas por una cierta atmósfera de contemplación serena y silencio. La luz intensa y un trazo imperceptible compuesto por una densa capa matérica que no deja huella, son los rasgos ineludibles de su trabajo. Ha sido galardonado con varios premios y forma parte de destacadas colecciones privadas.