Sergio Calleja, utiliza, principalmente, la técnica acrílica sobre un soporte de tela de lino. Ha evolucionado desde un estilo fuertemente influenciado por Ringo de Julian hacia el monocromatismo (blanco-negro-gris) como resultado de la observación de las obras de Franz Kline o las fotografías de Bernd y Hilla Becher. Estructuras arquitectónicas e industriales confieren a sus composiciones un carácter dinámico y colosal que fricciona con el ámbito científico-técnico, para llevar al espectador a una reflexión sobre la forma, la analogía, la estructura básica de un sistema que parte del anonimato, la soledad, como quien observa un conjunto de elementos sin esperar verdaderos cambios.
Como resultado de una síntesis de tendencias y estilos influidos por las primeras vanguardias, el surrealismo, la metafísica, la filosofía y la literatura, el lenguaje de Sergi Cambrils revela un gran dominio del dibujo y de la técnica mixta. Escenas oníricas, fantásticas, con un alto componente de contradicción y ambigüedad en las que el espectador encuentra un conjunto de referencias; cerradas de ojo que nos invitan a soñar y a navegar en un mundo poético y conmovedor a la vez, contiguo al que nos mostraba Lewis Carroll. Sin embargo, el equilibrio entre extremos no es estático ni perenne, sino que unas veces se inclina hacia aquello conmovedor u oscuro y otras magnetiza con fuerza la mirada del espectador.
El contacto con la naturaleza, aquello primigenio para la búsqueda de un lenguaje ancestral, da como resultado unas obras que reflejan la lucha entre la destreza humana y los materiales concebidos por la Tierra. El artista subsume la materia a sus deseos más íntimos y recónditos hasta obtener un objeto mágico, como un vestigio neolítico adaptado a los tiempos actuales. Casi la totalidad de sus trabajos participan en la idea de la reconstrucción, entendida como una especie de rompecabezas (aquello que la posmodernidad ha llamado de–construcción). La otra variante es la creación de formas que se entrelazan, se relacionan e interactuan para incidir y modificar el espacio natural o urbano y así aportar algo de nuevo. Ángel Camino ha desarrollado una tarea teórica y docente importante en escuelas de arte y talleres, y ha impartido conferencias por todo el Estado español y el extranjero.
Delicadas ramas desnudas, etéreas, flores y bayas sobre un fondo etéreo, nublado, en consonancia con una primavera grisácea y lluviosa. Su obra pictórica y tridimensional es una incesante búsqueda de la belleza. Un estilo que sin ser realista ni naturalista es el reflejo de una casi depuración oriental. Su obra tiene algo de austero, despojo y levedad que evidencia un anhelo de simplicidad y pureza. Obra simbólica y poética, con una minuciosidad que choca con la irrealidad, generando una sensación de rareza misteriosa y fascinante.
En 1980 Montse Campins obtiene la licenciatura de Bellas Artes en el Art Center Collage of Design, en Pasadena (California). Cuando vuelve a Barcelona, se centra principalmente en el mundo de la publicidad y de la moda y se especializa en el retrato. Ha trabajado para diversas agencias de publicidad dentro del sector de la moda, así como para instituciones, revistas y editoriales. Sus últimos trabajos desembocan en la fotografía de autor y el reportaje. La ambigüedad, la identidad personal y el paisaje, como características intrínsecas e inherentes al ser humano, son temas sobre los cuales gira su visor.
Raimon Camprubí empezó con la fotografía guiado por su padre, que era un fantástico fotógrafo aficionado, y con el tiempo pasó a convertirse en discípulo de Francesc Català-Roca durante casi 10 años. En 1966 se independiza y empieza, siguiendo la estela del maestro, a trabajar para varias publicaciones de arte, arquitectura, publicidad y diseño industrial. De estos trabajos y los viajes que surgieron, Camprubí publicó una colección de libros en torno a la herencia cultural y las particularidades geográficas del Estado español. Destacan Montserrat y Ver Galicia, por los que recibió el Premio Apel·les Mestres del Instituto del Libro Español en 1977 y 1982. Raimon Camprubí ha concebido de esta forma el trabajo fotográfico a modo de fotoperiodista y gracias a su dominio de la luz, tanto en blanco y negro como en la fotografía de color, ha conseguido composiciones casi pictóricas del contorno social e histórico de nuestras tierras.
Pintor autodidacta influido por el corriente del Pop Art Internacional y por artistas como Gerhard Richter o Malcolm Morley. Recurre a los medios de comunicación de masas, y en su obra los planos pictóricos superpuestos sobre un fondo de diáfanas imágenes evidencian un gran conocimiento técnico, una reflexión serena y una constante alusión al mundo oriental. Retratos, mobiliario, budas y paisajes expresan sentimientos intrínsecos frente la naturaleza y el paso del tiempo, sacudiendo los diferentes niveles del espíritu.