Utiliza la fotografía como lenguaje que rebasa el campo visual, lenguaje de todo aquello que se oculta tras la apariencia de las imágenes y las ideas enmascaradas por convencionalismos sociales y culturales. Rechaza el papel tradicional otorgado a la fotografía como reproductora de la realidad. Desde finales de los ochenta ha trabajado sobre la dicotomía ficción-realidad, con juegos de estética barroca que rozan lo kitsch. En 1985 le concedieron el Cecil Beaton Award de Londres.