Con diecisiete años ganó el premio “A la pintura Jove” de la Sala Parés y poco después la beca del Cercle Maillol del Institut Francès de Barcelona, que lo llevó a estudiar arte en París. El informalismo y la austera Terra Alta de Horta de Sant Joan le sirvieron de inspiración para crear paisajes grisáceos, oscuros y fantasiosos, a veces habitados por formas orgánicas o humanas. Su pintura atrajo la atención de críticos como Alexandre Cirici, Xavier Rubert de Ventós y Maria Lluïsa Borràs, que lo referencian por la exaltación de la agresividad y el erotismo bajo la influencia de Francis Bacon. Durante los años setenta tuvo mucho éxito y celebró numerosas exposiciones en Barcelona, París, Lyon y Alemania.