La obra de Bleda y Rosa divaga entre el instante captado y la huella palpable del ayer. Fotografías que contienen una disociación entre las experiencias vividas y el momento reproducido en la imagen: el instante es testigo, no como presente, sino sólo como reivindicación de nuestra memoria. El laborioso proceso documental y el estudio histórico de los hechos sucedidos en aquel lugar no pretenden ser un legado documental, sin embargo son una aproximación a los aspectos y comportamientos que formaron parte de generaciones remotas. Retratos arqueológicos, silencio, vacío, ausencia, espacios abandonados de dimensión fantasmagórica son el reflejo de la irreversibilidad del paso del tiempo.