Pronto se especializó en dibujo técnico y colaboró en revistas culturales como Quadern y Quacòmic. Lentamente y con gran determinación Balaguer empezó a pintar y, en 1988, el éxito de su primera exposición en la galería Cau d’Art de Sabadell le anima a adentrarse en el mundo de la pintura. Enmarcado en la corriente del Nuevo Realismo pictórico internacional, elabora composiciones puras, desnudas de toda superfluo, sin elementos complementarios, y de una gran riqueza cromática, sensibilidad y lirismo. Las naturalezas muertas reflejan un trazo delicado y minucioso, mostrándonos de manera cálida y bella objetos de la cotidianidad que traspasan el mundo terrenal dentro de una aparente realidad mágica.