Sus esculturas giran en torno al cuerpo desnudo femenino, un cuerpo que simboliza la fertilidad y el misterio de la creación. En el proceso creativo hace confluir la madera y las placas metálicas, un material cálido y un frío que se unen para generar un diálogo y un contraste entre lo orgánico y lo inorgánico. Este contraste generado por la comunicación de los materiales con la obra a menudo conduce al artista hacia un proceso de abstracción de las formas que las aligera y las hace más ágiles, y donde el espacio, el aire, pasa también a formar parte de la propia escultura.