Alberto Peral forma parte de una generación de artistas que brota a inicios de los años noventa y que representa la renovación plástica española del siglo XXI. Su trayectoria profesional se enmarca dentro de la versatilidad multidisciplinar que va del dibujo, la fotografía o la escultura, a la instalación y el vídeo. La sutileza es uno de los rasgos esenciales de su trabajo, invoca siempre la belleza simple y su poder simbólico. Clasicismo, armonía, sensibilidad y el arte de la música, reflejo de un orden cósmico, son los fundamentos de una experimentación formal de coherencia conceptual.