Moscú, Rusia, 1983
Fotografías de rostros brillantes y satinados que, con mirada distante, parecen haber ingerido la poción secreta de la eterna juventud y nos ocultan los efectos devastadores del paso del tiempo. Personajes que, salidos de una dimensión desconocida, enlazan realidad y ficción. El artista nos muestra el ser viviente adulterado por las restricciones como un sonámbulo que, seducido por unas melodías disonantes, enturbia nuestra personalidad y las múltiples maneras de enfrentarse a una realidad enmascarada. El efecto hiperrealista con retoques surrealistas se consigue a través del método especial de revelado sobre acrílico y dibond, donde las diferentes capas otorgan misticismo, artificiosidad y fantasía a unas imágenes que son como auténticos maniquíes galácticos.
Ha sido galardonado con el Premio Internacional de Fotografía, en los años 2007 y 2008.