Fue la primera mujer reportera de la prensa española en un momento en el que la sociedad española, inmersa en el franquismo, era eminentemente machista. Aunque este hecho no supuso ningún impedimento para la determinación de la joven Biarnés, que se inició en la fotografía de la mano de su padre, el fotógrafo deportivo Joan Biarnés, y completó su formación estudiando en la Escuela de Periodismo. En 1963, después de una colaboración casual con la revista Pueblo, su director, Emilio Romero, le ofreció un contrato para trabajar en su redacción, Biarnés aceptó y se marchó a Madrid. Este fue el inicio de una sensacional carrera profesional. Biarnés aportó una nueva mirada a la prensa del momento y su determinación y obstinación en acertar la imagen exacta y sin florituras, hizo que recibiera a menudo los encargos de las exclusivas más difíciles de conseguir. Más adelante trabajó para el ABC y posteriormente, en 1974, fundó Sincro Press, su propia agencia de noticias. Fue cuando el negocio económico de la época de los paparazzis y la prensa sensacionalista superó la ética periodística, que Joana dejó de sentirse cómoda en su oficio y se retiró. Fue una decisión de una gran sensatez, de compromiso, fiel e inapelable con el oficio que había aprendido de su padre. Joana Biarnés ha sido galardonada con la Cruz de Sant Jordi (2014) y con la Medalla de la Ciudad de Terrassa (2017).