Formado en ingeniería aeronáutica por la UPM, la relación de Álvaro Sánchez-Montañés con la fotografía empezó a los 18 años cuando, de manera azarosa, adquirió una cámara Zenith en el famoso Rastro madrileño. Desde entonces, y alternando el trabajo fotográfico con el de ingeniero aeronáutico, se ha dedicado a la obtención de abrumadoras imágenes de brutal contenido poético donde la relación entre el entorno natural y el artificial que conforman el hábitat del ser humano, chocan creando situaciones de las que surge un nuevo tipo de belleza basada en la relación armónica de caos y orden. Sus instantáneas han sido expuestas en ciudades como Barcelona, México D. F., Nueva York o Londres, y han sido galardonadas con premios internacionales como el Epson 2009, los International Photography Awards 2009 o el primer premio de la Fundación Aena 2012.