Borrell se ha mantenido en la coherencia de una línea regular y decidida, inmersa en una gran discreción y al margen de altercados mediáticos y mercantiles. Hacia los 70 decidió girar la tela de los cuadros y pintar en la textura sin preparar. La Fundació Vila Casas le dedicó una retrospectiva en el 2011.
Fuente: El País