Influenciado por la transvanguardia y seducido por el cómic y el diseño gráfico, Puig se sumerge en una etapa de paisajes románticos, que derivará en la reivindicación de las raíces del Pop Art. Su estancia en Nueva York, en 1992, significó un replanteamiento de sus prioridades plásticas; La densidad de la materia y el gesto le acompañarán en las múltiples e incesantes transformaciones creativas. Manufactura rápida y vigorosa de colores terrosos, rojizos, blancos y negros que se convierten en espacios de reflexión de la esencia de la vida y un evidente retorno a sus orígenes más primitivos.
Pequeños paisajes, muestra del deseo de preservar en la memoria los escenarios naturales. Pinturas íntimas, precisas y descriptivas que denotan un gran conocimiento de les técnicas y las corrientes artísticas. Navega por escenarios cotidianos, y como el mar, que varía según el momento del día o la época del año, sus pinturas fusionan realidad y sentimientos, configurando una cartografía del alma.
Hijo de un pintor novecentista, August Puig fue uno de los primeros artistas españoles que probó suerte en el París de la segunda posguerra y que desarrolló un estilo surrealista abstracto, biomórfico, que convergió con el arte experimental realizado en toda Europa y América; bajo la poética de los artistas de Dau al Set y sin ser miembro, sus obras abstractas influidas por los fauvistas Kandinsky y Miró evolucionan hacia un surrealismo que cristaliza en una síntesis oniricoinformal habitada por formas dinámicas y metamorfoseadas.
Su pintura de la segunda mitad del siglo pasado adquirió cierta resonancia en el ámbito nacional dentro del arte renovador y vanguardista. Des de su estudio de París, ciudad en la que vivió y trabajó durante quince años, participó en la internacionalización del arte español. Su capacidad creadora sobrepasó las fronteras del arte cinético, corriente de arte abstracto geométrico de la cual él fue un ferviente precursor. Composiciones que bajo una apariencia formal exacta y rigurosa buscan una sensación de profundidad y de movimiento mediante la articulación de planos lumínicos. La luz ordena y fluye entre cuadrados, triángulos, rectángulos y elipses, como un rompecabezas que oculta un submundo susceptible de ser desvelado.
Palmira Puig, también conocida en Brasil como Palmira Giró, fue una fotógrafa catalana que vivió durante tres décadas en Brasil, donde formó parte del Foto Cine Clube Bandeirante, antecedente de lo que acabaría llamándose la Escuela Paulista. Además de su labor como publicista en el Estúdio Giró –junto a su marido y también fotógrafo Marcel Giró–, Puig desarrolló una fotografía que buscaba la expresión artística con un lenguaje propio. En sus fotografías –bodegones, paisajes y retratos– se pueden apreciar rasgos comunes con la Escuela Paulista, como la experimentación con los nuevos encuadres y el juego de luz y sombra, aunque se le añade además un interés por la figura humana y su cotidianidad a partir de una tierna observación del entorno, así como de los gestos y las tareas que desempeñan las personas retratadas.
Licenciada en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona, Dolors Puigdemont se adentra en el mundo del arte a través de la escultura, en la que desarrolla una estética informalista y muy matérica. Sus obras se distinguen por el uso de elementos de la naturaleza combinados con materiales industriales y tienen una gran carga simbólica. En sus trabajos más recientes, ha incorporado malla metálica y restos de poda para explorar la geometría platónica y dar una interpretación simbólica a las formas orgánicas. Recientemente, está experimentando con la creación de obras destinadas al exterior utilizando materiales industriales, como el metal y el vidrio.
Ha expuesto en distintas galerías y museos, entre los que destacan la Galeria Eude de Barcelona y otros espacios en Reus, Tarragona, Sant Feliu de Llobregat y Olot. Además, ha participado en numerosas exposiciones colectivas y ferias de arte, como la Triennial of Tapestry en Polonia, y en experiencias como, por ejemplo, Lluèrnia, en Olot, y Jardins de Llum, en Manresa.